Un día de trabajo normal en el año 2000, un grupo de mineros de la compañía Industrias Peñoles excavaba un nuevo túnel en la Mina de Naica, en Chihuahua. Pero lo que encontraron fue algo jamás visto: gigantescos cristales de selenita, –una variedad de yeso incolora y transparente–, considerados los más grandes del mundo según el Récord Guinness. Este hallazgo es uno de los descubrimientos geológicos más impresionantes de nuestro tiempo. No sabemos lo que hay en el interior de la Tierra hasta que bajamos a ella. Para llegar a esta maravilla, conocida como la Cueva de Naica, o también como la Cueva de los Cristales, los mineros descendieron 300 metros bajo tierra y se toparon con un escenario que parecía de otro planeta. Los pocos rayos de luz que alcanzan este lugar provocan un efecto visual espectacular. Es, sin duda, una de las joyas ocultas del estado de Chihuahua y una locura haberla descubierto por accidente.


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Cómo se formaron los cristales gigantes de Naica
Las Cuevas de Naica son un testimonio de los asombrosos procesos geológicos de la Tierra. Su formación fue increíblemente lenta pues tomó al menos 500,000 años. La cueva tiene una cavidad en forma de herradura, y del suelo sobresalen las enormes vigas de cristal que emergen tanto del piso como de las paredes. Para que estos cristales se formaran, la cueva tuvo que llenarse de agua rica en sulfato de calcio, y el calor constante de un depósito de magma subterráneo mantuvo las condiciones ideales para que el yeso cristalizara. A medida que el agua se enfriaba lentamente por debajo de los 58 °C, los cristales comenzaron a crecer. El más grande registrado mide 11.4 metros de largo, con un volumen de 5 metros cúbicos y un peso estimado de 12 toneladas. Algunos científicos ya han visitado el lugar para estudiar los cristales, no solo por su mineralogía, sino también por la posibilidad de que en su interior existan microorganismos que hayan permanecido inactivos durante miles de años.


¿Se pueden visitar estas cuevas?
Las condiciones dentro de la Cueva de los Cristales son tan extremas que resultan peligrosas para los humanos. La temperatura llega a los 50 °C y la humedad supera el 90 %, lo que hace que el cuerpo no pueda enfriarse con el sudor. En pocas palabras: estar ahí adentro sin protección es como meterse en un sauna sofocante del que no puedes salir. Sin trajes especiales con hielo y oxígeno, una persona solo podría resistir solo unos minutos antes de sufrir un golpe de calor. El ambiente es tan denso que algunos lo describen como ‘respirar agua’ o ‘ahogarse en el propio aire’. Por eso, el acceso está restringido únicamente a científicos con equipo especializado.


Otras cuevas escondidas en Naica
Es importante mencionar que la Cueva de los Cristales no es la única en el complejo de Naica. También está la llamada Cueva de las Espadas, descubierta en 1910, ubicada a menor profundidad, unos 120 metros, y con cristales más pequeños. Y en el año 2000 se hallaron otras dos cuevas más pequeñas: la Cueva Ojo de Reina y la Cueva de las Velas. Y en 2009, durante otro proyecto de perforación, se descubrió una nueva cámara llamada Palacio de Hielo con formaciones más pequeñas y con formas parecidas a coliflores y cristales finos. Sin embargo, todas estas cuevas también tienen acceso restringido y no están abiertas al turismo. Pero aunque no podamos visitarlas, han sido documentadas en fotos y videos. Y el simple hecho de saber que algo así existe, –y que está en México–, abre la interrogante sobre todos los misterios que se ocultan bajo nuestros pies.

¡Las maravillas que se esconden bajo nuestros pies!