Es una verdad popularmente aceptada que si quieres descubrir lugares nuevos con propuestas que buscan escaparse de la norma, la Roma es el lugar al que debes dirigirte. Es cierto, entrar a un local dejándote guiar solo por la decoración y las corazonadas es como lanzar una moneda al aire, pero a veces resulta que la suerte juega a tu favor y terminas descubriendo un tesoro al que seguramente querrás volver una y otra vez. Tal es el caso de El Tigre Silencioso, cuya ubicación en un edificio antiguo de la zona se fusiona con un concepto de cantina norteña a cargo de uno de los chefs más reconocidos de México.
El interiorismo de este recuerda al diseño tradicional de las cantinas antiguas, que si bien eran sitios de reunión despreocupada, no por eso olvidaban ese aire refinado y elegante con sus grandes barras de madera frente a las repisas repletas de cristalería, licores y destilados. La gráfica de El Tigre Silencioso es otro de los pilares de su identidad, con figuras estilizadas con reminiscencias de las ilustraciones orientales antiguas, cuya cumbre se encuentra en un increíble mural a cargo de los artistas Dr. Lakra y Chanok.
Aquí —como en cualquier cantina— la idea es pedir un trago y ‘picar’ los platos que se van acomodando al centro de la mesa, como las croquetas de pescado, el fideo de cola de res o las quesadillas de harina con queso Ramonetti y pescuezo de borrego. Sin embargo, algo que vale la pena saber (aunque no es fundamental, pues los platillos hablan por sí mismos) es que la mente maestra detrás de todo el menú es el chef David Castro Hussong, quien dirige también la cocina de Fauna, el cual figura en primer lugar de México y quinto de Latinoamérica de la prestigiosa lista 50 Best Restaurants.
Además de los platos para compartir que encontrarás en el menú, esta cantina norteña también ofrece especiales semanales para salir un poco de la rutina. Para que te des una idea, entre las recetas que se han visto destacan el tiradito de pescado con mayonesa de ajo negro y la gringa de mollejas al pastor. Otra recomendación es que dejes espacio para el postre, pues tienen un pastel de dátil con buñuelo y helado de vainilla que simplemente no te puedes perder.
Finalmente, si estamos hablando de una cantina norteña, entonces se sobreentiende que los tragos no son negociables para tener una experiencia completa. Detrás de este meticuloso menú de bebidas se encuentra Daniela D’acosta, quien hizo magia para capturar a la perfección la esencia del lugar. Por supuesto, las margaritas cantineras son un trago insignia tanto del norte del país como de El Tigre Silencioso, así como el Vermut de la casa (tinto, rosado o blanco). Otro trago insignia es el Cholillo, una fusión de dos Amarguito de naranja de JotoJuan y espumoso de la casa de Aborigen.
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