Hay lugares que no necesitan grandes rótulos ni publicidad abrumadora para hacerse famosos. Si bien el concepto del speakeasy nació en la época de la prohibición y se refería más bien a negocios que se dedicaban a la venta de alcohol clandestina, hoy en día se ha puesto de moda de nuevo, pero con una definición distinta. Más allá del hype, estos lugares apuestan por su calidad, pues se saben tan buenos, que confían en que su fama irá creciendo ‘de boca en boca’. Un gran ejemplo de ello es Gala, una panadería secreta en la Roma cuyo Escargot de pistache es suficiente para ponernos a hablar a todxs.
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Este es un proyecto del chef Lalo García, quien también lideró otros emblemas del panorama gastronómico chilango de la talla de LALO!, Havre 77 y Máximo Bistrot. Con toda esa experiencia detrás, tanto el chef como su equipo demuestran una formación profesional que se manifiesta a través de la maestría de las técnicas de panadería, los laminados perfectos, los rellenos cremosos y los balances de texturas y sabores.
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Para acceder a esta panadería secreta, tendrás que saber exactamente qué timbre tocar, para después caminar por un largo pasillo envuelto en un aroma que anuncia inequívocamente que aquí se cocinan algunos de los mejores panes de la ciudad. Desde baguettes y hogazas hasta conchas, roles de canela y cruffins, aquí es posible encontrar un poco de todo, pero sin duda la estrella del lugar son los Escargots de pistache.
Si eres de lxs que no perdonan el pan dulce los sábados por la mañana, pero batallas para encontrar uno que no te empalague, tienes que probar los Escargots de pistache. No se trata de un pan que apueste por la extravagancia, sino que más bien es una exposición deliciosa de balances: el laminado crujiente y las delicadas texturas del relleno de crema de pistache, el sabor intenso del pistache que se suaviza con la mantequilla, un aroma que solo se libera al dar la mordida.
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Este es un pan que se come a conciencia, pero no porque caiga en pretensiones, sino porque está horneado a la perfección, y eso termina por llamar la atención. Si lo deseas, también puedes quedarte a disfrutar de tu pan aquí mismo, y de paso acompañarlo con alguna de las bebidas de su menú mientras te deleitas con la magia de los panaderos haciendo su trabajo frente a tus ojos.
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