La Hacienda de Tenango, con más de 400 años de historia, se erige majestuosa en un rincón de Morelos, rodeada de un paisaje natural y con una arquitectura que evoca tiempos coloniales. Sus muros, que han sido testigos de siglos de transformaciones y eventos históricos, conservan un encanto que desafía el paso del tiempo. La preservación de esta emblemática hacienda es casi un milagro, un testimonio del cuidado y la dedicación con que se ha mantenido en pie. A tan solo dos horas de la bulliciosa Ciudad de México, la Hacienda de Tenango ofrece una escapada única al pasado, invitando a los visitantes a explorar su riqueza histórica y a disfrutar su entorno sin igual.
Fundada en 1590, la Hacienda de Santa Ana de Tenango comenzó como un modesto trapiche de caña, –un tipo de molino tradicional usado para extraer el jugo de la caña de azúcar–. Con el tiempo, se transformó en el ingenio azucarero más grande del estado de Morelos, alcanzando una producción anual de más de un millón de toneladas de azúcar. A lo largo de su historia, la hacienda pasó por las manos de varios propietarios, algunos de los cuales lograron consolidarla y expandirla hasta en un espacio de 38 mil hectáreas. Durante la época dorada de las haciendas mexicanas, la Hacienda de Tenango se modernizó significativamente: se construyó un canal para traer agua de riego desde Cuautla, se instalaron vías para el transporte de caña y azúcar, y se incorporó un dinamo que proporcionaba electricidad. Esta modernización permitió la molienda de caña con máquinas eléctricas y la iluminación del complejo con luz eléctrica, incluso antes de que el servicio eléctrico estuviera disponible en la Ciudad de México.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas, lamentablemente en 1914, un grupo de revolucionarios incendiaron la hacienda y la volaron con dinamita. Se dice que el lugar ardió durante ocho días y tras el ataque, quedó en ruinas y abandonada, con sus tierras fértiles invadidas por la maleza, toda la actividad económica cesó por completo. No fue hasta 1949, que don Luís Bernal García Pimentel, heredero de la hacienda, junto a su esposa doña Mercedes Bernal, regresaron para revitalizar la hacienda. Aunque ya no cultivaron caña de azúcar, comenzaron a sembrar hortalizas, algodón, tomates y melones, que exportaban a Europa y Estados Unidos. Con dedicación, reconstruyeron el casco de la hacienda, plantaron árboles y flores en el lugar de las antiguas máquinas. El resultado de su esfuerzo es un hermoso jardín que contrasta con las ruinas de lo que fue el mayor ingenio azucarero de Morelos.
Hoy en día, la Hacienda de Tenango ofrece una estancia sin igual con seis habitaciones de estilo colonial, con hermosas terrazas donde se puede desayunar o comer con vistas a los jardines y al majestuoso Popocatépetl. Los jardines, sombreados por imponentes árboles adornados con flores de buganvilia están enmarcados por el hermoso casco antiguo de la hacienda. Los huéspedes pueden disfrutar de dos albercas, una cancha de squash y un amplio salón de usos múltiples. Además, la hacienda ofrece servicios de masajes y acceso al Club de Golf Las Maravillas, que está a solo 20 minutos del pueblo. Las habitaciones están disponibles para disfrutarse un fin de semana, por semana o por mes.
La belleza de la hacienda se presta para bodas y eventos de todo tipo como convenciones, banquetes o XV años. Tiene estacionamiento para 100 coches y a un lado está la capilla de la hacienda, ideal para las celebraciones religiosas. Esta iglesia fue construida a principios de 1700 en el mejor estilo barroco poblano. La cúpula está adornada con bellos azulejos de talavera y sus fachadas recubiertas de artesonados pintados en color ‘sangre de buey’. En la actualidad, la Iglesia ha sido cuidadosamente restaurada, convirtiéndose en la Iglesia del Pueblo de Tenango. El lugar también se presta como locación de cine, por su variedad de contrastes e innumerables rincones. Incluso ya han grabado películas, algunas de las más conocidas son La Generala, con María Félix e Ignacio López Tarso. El Hijo de Tigre con Valentín Trujillo y Pedro Infante Jr., y La Coyota con Lucha Villa. Anímate a una escapada sin igual en este mágico lugar lleno de encanto, historia y elegancia.