Cuando crees que ya conoces todos los secretos del Centro Histórico de la CDMX, siempre aparece algo que te sorprende. Eso nos pasó con la llamada Capilla de los Muertos, uno de los sitios con los nombres más inquietantes e intrigantes que esconde esta parte de la ciudad. No aparece en las guías turísticas ni forma parte de los recorridos más populares, pero quien se topa con ella descubre un rincón lleno de historia y completamente único: es el último ejemplo que se conserva en la ciudad de una capilla aislada, diminuta, con forma hexagonal y plantada justo en medio de una plazuela. Su nombre real es Capilla de la Concepción Cuepopan y se encuentra en la Plaza de la Concepción, como un complemento del antiguo Convento de la Concepción que está justo al lado. Aunque para muchos sigue siendo un secreto bien guardado, su historia y su valor patrimonial merecen mucho más reconocimiento.

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¿Dónde se encuentra esta capilla única de la ciudad?
Un poco de historia para entrar en contexto: el nombre original de la capilla incluye la palabra Cuepopan porque la plazuela donde se encuentra formaba parte del antiguo barrio mexica de Cuepopan-Tlaquechiuhca, en tiempos de Tenochtitlan. Con la llegada de los españoles, el barrio cambió, pero el nombre Cuepopan se mantuvo en la plaza. Se dice incluso que esta zona fue escenario de enfrentamientos entre el pueblo tenochca y sus rivales antes de la conquista. Ya en época virreinal, durante el siglo XVII, se construyó la capilla. Llama la atención por su fachada con detalles barrocos y por las esculturas que la adornan: una de San Francisco de Asís y otra de Jesús cargando la cruz. Aunque hoy es más conocida por su apodo, originalmente fue dedicada a Santa Lucía de Siracusa. Y hay un detalle curioso: la capilla tiene una pequeña inclinación bastante visible, lo que la hace parecer una ‘mini torre de Pisa’ en el centro de la ciudad.


¿Por qué el nombre de ‘Capilla de los Muertos’?
Ese apodo se remonta a finales del siglo XVIII, cuando la capilla cayó en desuso, fue cerrada y quedó abandonada durante años. Más adelante, con la aplicación de las Leyes de Reforma en el siglo XIX, el lugar dejó de tener funciones religiosas y fue adaptado como un depósito temporal para los cuerpos de personas sin recursos, que no podían costear un sepelio tradicional. En otras palabras, aquí se resguardaban los restos de indigentes, migrantes o personas sin suficientes recursos, antes de darles sepultura. En una época en la que muchos no tenían acceso a un funeral digno, esta capilla terminó cumpliendo un papel triste pero necesario en la ciudad. De ahí el duro –y bastante literal– sobrenombre de La Capilla de los Muertos.


De la muerte a la cultura: la transformación de la capilla
Tranquilo, hoy en día la capilla ya no cumple esa función lúgubre. Después de su etapa como depósito de cadáveres, fue restaurada en 1927 y transformada en una biblioteca de la SEP. Poco después, en 1931, recibió el nombramiento de monumento histórico. Aunque hoy ya no funciona como biblioteca, el espacio ha sido reconvertido en un pequeño centro cultural y artístico. En años recientes ha albergado proyecciones digitales y distintos eventos culturales. Si tienes la suerte de encontrarla abierta, vale la pena entrar para apreciar su interior y, si no, siempre puedes detenerte a contemplar su peculiar arquitectura. Es uno de esos rincones del Centro Histórico donde el pasado todavía tiene mucho que contar.
Dirección: De La Concepción 12, Centro Histórico de la CDMX, Cuauhtémoc


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