De camino a Mazunte y Puerto Ángel, en un camino suntuoso repleto de subidas y bajadas y rodeado de las vistas más espectaculares de la Sierra del Sur, a 2500 metros de altitud,se encuentra San José Pacífico. Este pueblo brota de entre la hierba, con una comunidad arraigada en sus costumbres y tradiciones, de las cuales se destaca una en específico que año con año atrae a cientos de visitantes: los hongos. El bosque —que despierta cubierto de una neblina de ensueño— es rico en estas especies que desde tiempos de los zapotecas se utilizaban para llevar a cabo rituales religiosos y de autoconocimiento. Existen distintas opciones para visitar este pueblo, como por ejemplo las cabañas y los domos de La Cumbre, en los cuales despertarás rodeadx de nubes.
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La Cumbre se autodenomina como un ‘hospedaje de aventura’, pues sus espacios rústicos y acogedores se encuentran en lo más alto del pueblo —por lo que hay que tomar en cuenta que habrá que subir y bajar bastantes escaleras—, y algunas de ellas incluso se adentran en el bosque. Cuentan con distintos tipos de alojamiento tanto en el pueblo como en el bosque, y podrás elegir entre una estancia tipo hotel (con habitación y baño privado) o tipo hostal (habitaciones privadas con un baño compartido con otros huéspedes), todos con terrazas increíbles para admirar los mejores atardeceres.
En el bosque, además de las cabañas, cuentan con habitaciones en domos, espacios íntimos y románticos en los que la vista es la protagonista. Cada uno de ellos tiene una personalidad diferente (pero igual de acogedora), así que podrás elegir la que más vaya contigo. Todas cuentan con agua caliente, baño privado, colchas para el frío, chimenea y, por supuesto, ventanales para no perder de vista la mágica vegetación de este rinconcito mágico en Oaxaca.
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En cuanto a la comida, La Cumbre lo tiene resuelto, pues cuenta con un bar-cafetería llamado Punto Sur, con un espacio interior rústico pero moderno y una terraza desde donde podrás seguir contemplando las mejores vistas de San José del Pacífico. Además de la comida honesta y hogareña, es un espacio perfecto para leer un libro o tomar un café mientras contemplas el atardecer. Otra buena opción, sobre todo si te estás hospedando en los domos, es el Nabanna Comedor and Drinks, donde se sirven alimentos frescos que guardan una conexión con la naturaleza que los rodea.
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