Ubicado en el corazón de la colonia Condesa, Lardo es un refugio que abre sus puertas para disfrutar de un espacio informal y amigable que fomenta la convivencia a partir de su larga barra y su cocina abierta. Además, su menú de comida honesta es un apapacho que presenta los platillos más reconfortantes con presentaciones que te arrancan una sonrisa y comienzan a alimentar el alma desde que los miras. Entre su atmósfera rústica y acogedora (que además de todo es pet-friendly) y la pinta de sus panes y pasteles, Lardo te transporta a tierras y tiempos lejanos, más simples, donde la cantidad correcta de sal, azúcar, harina y agua —combinados, por supuesto, una dosis saludable de buena compañía— son suficiente para levantarte el ánimo.
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Desde muy temprano, el aroma del pan que apenas va saliendo del horno y el café recién hecho comienza a llamar a los comensales más madrugadores para empezar el día con el pie derecho. Lardo está preparado para cualquier ocasión, ya sea que vayas con prisa y prefieras pedir para llevar, o que tengas un poco más de tiempo y desees sentarte a explorar su menú de desayunos. En este último encontrarás desde los clásicos chilaquiles verdes, la fruta con granola y los pancakes —con farro, blueberry, ricotta y jarabe de dátil—, hasta los favoritos insignia de la casa, como el pan árabe con arúgula, jitomate, jamón de Parma y burrata.
A la hora de la comida encontrarás en su menú montones de platillos apapachadores para cualquier clima y circunstancia, desde sopas, currys y pescados hasta hamburguesas y pizzas —si te gustan los sabores fuertes, te recomendamos probar la de cebolla morada, chile de árbol y parmesano—. Para maridar tu comida y acompañar la sobremesa, Lardo cuenta con una amplia selección de vinos que se sirven por copa para potenciar todos los sabores y aromas en el plato. Si lo prefieres, te animamos a probar la coctelería de la casa, entre la cual destacan los carajillos y los negronis.
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Ahora bien, definitivamente entre los imperdibles de Lardo se encuentran los postres, que parecen sacados directo de un cuento de hadas para consentir cada uno de los sentidos y echar a andar la producción de serotonina y endorfinas. Y es que si juntas la delicia que son los pasteles y tartas de este lugar con la decoración cottage core, realmente sentirás que entraste a un cuento de Hans Christian Andersen. Además de algunos éxitos infalibles —que puedes pedir también completos para causar sensación en tus reuniones— como el pastel de avellanas, cuentan con opciones libres de productos animales, como el pastel vegano de chocolate.
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