Sin duda, cuando pensamos en España, una de las primeras ciudades que se nos vendrá a la mente es Barcelona. La capital catalana propone una atmósfera vibrante y cosmopolita, con una identidad marcada que defiende sus costumbres y al mismo tiempo recibe de brazos abiertos la industrialización y la modernidad. Sin embargo, esta enorme ciudad es solo una parte de todo lo que la región tiene que ofrecer: desde espectaculares parques nacionales hasta la Costa Brava, estos son siete pueblos en Cataluña que sí o sí tienes que conocer si estás en Barcelona.
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Mura
Reconocido como una de los pueblos medievales más bonitos de Cataluña, Mura se encuentra a solo una hora en auto desde Barcelona. Este lugar de ensueño se encuentra aislado en el corazón del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac —de ahí que, además de todo, las panorámicas desde la carretera sean una maravilla llena de imponentes monolitos—, y el primer registro que existe de Mura data del siglo X, cuando se construyó la iglesia, y se sabe su máximo esplendor se dio gracias a la actividad vinícola de la región. Si puedes hacerlo, te recomendamos visitarlo entre semana para evitar las multitudes y disfrutar de la atmósfera serena mientras recorres el Pasaje Camil Antonietti, con sus puentes de piedra y sus huertos, y mientras descubres sus emblemáticas fuentes, como la Font de l’Era.
Torroja del Priorat
Ubicado a las orillas del río Siurana, en medio de un paisaje poblado de cumbres y barrancos, el nombre de este pueblo en Cataluña hace referencia a la Torre Roja, una torre de vigilancia construída por los árabes en el siglo X. Su historia también se remonta al medievo, pero algunos de sus edificios más representativos datan más bien del siglo XVIII, como la Iglesia de Sant Miquel, un edificio con fachada de estilo neoclásico que alberga uno de los órganos históricos de Cataluña, en el cual se celebra un concierto cada verano en el marco del Cicle d’Orgues de Catalunya. Uno de los eventos culturales que ningún amante de la poesía se puede perder son los Juegos Florales, el cual se celebra el segundo sábado de mayo y cuenta con la participación de poetas de toda la región.
Siurana
Este es otro de los pueblos en Cataluña cuyo encanto medieval atrae visitantes durante todo el año. Construido en la cima de un acantilado de más de 730 metros de altura, Siurana es un mirador con vistas deslumbrantes se mire por donde se mire. A pesar de su tamaño minúsculo, en este lugar hay varias cosas que ver (además de las vistas), como los restos de la última fortaleza musulmana que cayó durante la Reconquista en el siglo XII y la iglesia de Santa María, cuyo estilo románico data más o menos de la misma época, y destaca por su puerta ornamentada que contrasta con la sencillez del edificio. No dudes en preguntar por las leyendas del lugar, pues Siurana es un poblado envuelto en un misticismo que se disfruta aún más si conoces la mitología.
Solsona
Esta ciudad en la provincia de Lérida, a menos de dos horas de Barcelona, no solo presume uno de los Centros Históricos mejor conservados de la región, sino que además tiene un pasado fascinante y algunas de las construcciones monumentales más imponentes que encontrarás. La historia de Solsona se remonta a la prehistoria, y esta tierra fue testigo del paso de los iberos, romanos, visigodos y sarracenos. Sin embargo, su historia formal comienza en la Edad Media y continúa floreciendo sobre todo en el Renacimiento. Una parada imprescindible es el Palacio Llobera, un edificio de estilo gótico que, a lo largo de los años, tuvo diferentes funciones, desde hospital hasta universidad y edificio gubernamental. Solsona es particularmente famoso por la costumbre popular de los gigantes, los cuales salen a desfilar por las calles durante la fiesta de Carnaval entre música y bailes.
Besalú
A solo hora y media de Barcelona, y cuarenta minutos en auto desde Girona, Besalú presenta uno de los centros medievales mejor conservados de la región. Este pueblo en cataluña fue declarado conjunto artístico nacional por su valor arquitectónico, y uno de sus grandes distintivos es que para entrar al casco antiguo hay que cruzar un puente de piedra que sobrevuela el río Fluviá —el lecho del río es tan mágico, que vale la pena pasear andando o en bicicleta por la Anella Verda, un camino desde el cual se ven sus mejores panorámicas—. La ciudad comenzó a urbanizarse en el siglo X alrededor de un castillo del cual hoy en día solo se conserva la iglesia de Santa María.
Cadaqués
No fue otro sino el mismísimo Salvador Dalí quien aseguró que Cadaqués era el pueblo más bonito del mundo. Sin duda, este pueblo en Cataluña aún conserva todo el encanto de su pasado pesquero, con sus casas blancas de tejas rojas y angostas callejuelas empedradas a lo largo de las cuales podrás descubrir todo tipo de tiendas y galerías de arte. La historia de Cadaqués se va revelando al recorrer sus calles, pues basta con salir del casco antiguo para empezar a encontrar las casas modernistas de los primeros años del siglo XX, y al aproximarse a la costa se revela el Paseo Marítimo de la Riba des Poal para admirar las vistas más lindas del Mediterráneo. Por supuesto, la atracción que no te puedes perder es la casa de Dalí, donde el artista vivió durante 26 años y que hoy en día es un museo.
Palamós
Para descubrir los rincones más espectaculares de la Costa Brava, sin duda Palamós es una parada obligada. Este pueblo en Cataluña conjuga la belleza de los pueblos pesqueros con las claras reminiscencias medievales en su Centro Histórico, y por supuesto, es un sueño tanto para los amantes de los deportes acuáticos como de los viajeros foodies, pues aquí los productos marinos más frescos están a la orden del día, y sus playas son famosas no solo por su deslumbrante belleza, sino también por ser un gran lugar para alquilar embarcaciones y navegar un rato por el Mediterráneo.