Si eres extranjero, mexicano foráneo o simplemente es tu primera vez en el Centro Histórico de la CDMX, prepárate: esta ciudad tiene un ‘no sé qué’ que te atrapa desde el primer momento. Y en el centro está lo mejor de todo. Con calles llenas de vida, historia, arquitectura impresionante y comida por todos lados, es imposible no enamorarse. Incluso quienes vivimos aquí siempre encontramos algo nuevo que descubrir. Pero si apenas vas empezando a explorarlo y no sabes por dónde comenzar, aquí te dejamos una guía rápida con recomendaciones sobre qué hacer en el Centro Histórico de la CDMX: desde los imperdibles para ver, hasta dónde comer, –porque elegir entre tantas opciones nunca es fácil–. La idea es que disfrutes lo mejor del centro desde la primera visita.
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Dónde comer: Restaurante TESTAL Centro
Para empezar tu paseo con el pie derecho, nada mejor que una buena comida, y TESTAL es una opción infalible en el corazón del Centro Histórico. Ubicado justo frente al Barrio Chino, este restaurante se ha convertido en uno de los favoritos para probar cocina mexicana tradicional con un toque de inspiración michoacana. Su ambiente es cálido, su decoración está llena de detalles artesanales y murales que celebran la herencia cultural del país, y su menú es todo un viaje por los sabores de México. Aquí puedes probar desde escamoles y gusanos de maguey hasta clásicos como sopa azteca, chile poblano relleno o chamorro pibil cocinado en adobo de achiote. También destacan sus originales moles de plátano y guayaba, y no te puedes ir sin probar alguno de sus postres como el gaznate con crema de chongos zamoranos y frambuesas es una delicia o el volcán de chocolate oaxaqueño. TESTAL es uno de esos lugares donde comes rico, te atienden increíble y sales feliz. Una parada obligada y deliciosa para seguir explorando el centro con el mejor sabor de boca.
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Dirección: Dolores 16, Centro Histórico de la CDMX
Página: testal.mx
Qué ver: admirar sus edificios históricos
Hay mucho, de verdad, mucho que ver en el Centro Histórico de la CDMX, pero lo que más impresiona a primera vista son sus edificios. Esta zona es un verdadero tesoro arquitectónico, con construcciones que cuentan siglos de historia y reflejan la riqueza cultural de la capital. Entre los imperdibles está el Palacio de Bellas Artes, con su espectacular fachada de mármol blanco, las esculturas de Pegaso en la plaza, y su interior decorado con grandes murales. Justo al lado, vale la pena caminar por la Alameda Central, el parque más antiguo de la ciudad, ideal para hacer una pausa entre árboles, fuentes y bancas. Otro ícono es La Casa de los Azulejos, que hoy es un Sanborns, pero que sigue deslumbrando con su fachada estilo mudéjar, forrada de azulejos de talavera poblana. También está el majestuoso Palacio de Correos, con su mezcla de estilos, fachada de cantera esculpida e interiores elegantes con mármol, herrería de bronce y detalles dorados.
En pleno Zócalo, la Catedral Metropolitana impone con su tamaño y sorprende con sus altares, capillas y ornamentos. También está el Palacio de Gobierno, que combina elementos barrocos, neocoloniales y eclécticos. La lista es larga, pero otros edificios que vale la pena admirar son el Palacio de Iturbide, el Gran Hotel de la Ciudad de México, el Antiguo Colegio de San Ildefonso, el Palacio de Minería y la icónica Torre Latinoamericana, que completan este recorrido visual. Cada uno tiene su propio carácter, y visitarlos se siente como hacer un viaje en el tiempo, sin salir del corazón de la ciudad.
Qué hacer: visitar sus mejores museos
Si hay mucho por ver, también hay muchísimo por hacer en el Centro Histórico, y una de las mejores formas de disfrutarlo es visitando algunos de sus museos más emblemáticos. Aunque recorrerlos todos te tomaría más de un día, hay varios que definitivamente valen la pena. Uno de los más impactantes es el Museo Nacional de Arte, MUNAL, cuya sede por sí sola es una joya arquitectónica del estilo ecléctico. Tiene una vasta colección de pintura, escultura y grabado que te permiten recorrer la evolución del arte en México. En pleno Zócalo, está el Museo del Templo Mayor, construido sobre los vestigios de la antigua Tenochtitlan. Aquí puedes ver de cerca pirámides, altares y ofrendas, mientras conoces más sobre la cosmovisión mexica. Otro imperdible es el Museo Franz Mayer, que se aloja en un bello edificio virreinal y resguarda la colección más grande de artes decorativas en México, todo alrededor de un encantador patio central.
También está el Antiguo Colegio de San Ildefonso, considerado la cuna del muralismo mexicano. Este majestuoso edificio barroco alberga los primeros murales creados en México por artistas como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Otro que no puedes perderte es el Museo de la Ciudad de México, ubicado en el Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya, un excelente ejemplo de arquitectura virreinal que narra la historia de la capital. Y si te queda tiempo, asómate al Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en el Antiguo Palacio del Arzobispado, o al Museo Archivo de la Fotografía, entre muchos otros. El Centro Histórico es una maravilla, y aunque puede impactarte fácilmente, se necesita más de un día para descubrir todo lo que tiene por ofrecer.
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