Alex Ruiz es uno de los chefs más importantes en la escena gastronómica, sus aportaciones a la cocina le han ganado el nombre de ‘embajador de la cocina Oaxaqueña’ y no es para menos; sus restaurantes siempre son sinónimo de calidad y experiencia. Su trabajo con los sabores de su tierra ‘Zimatlán, Oaxaca’ han marcado su trayectoria gracias a su respeto por los ingredientes y técnicas culinarias ancestrales que respetan el origen de una de las cocinas más populares de México. Es por eso que ahora Agualumbre es uno de los restaurantes en Puebla, que debes conocer.
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Agualumbre se compone de dos aspectos muy importantes para el chef Alex Ruiz, uno es el agua – ya que es un elemento primordial para que todo funcione – y el fuego o lumbre – que es la parte de las cocciones -, de ahí el nombre que da vida a este nuevo espacio. Al entrar a este lugar lo primero que se observa es una lotería en un muro enorme donde te puedes tomar las mejores fotos con los elementos que conforman su cocina.
El espacio es amplio y de techos altos, propio de los restaurantes en Puebla, que buscan tener armonía entre los materiales que usan. El diseño de Agualumbre es sobrio y con esencia a los patios oaxaqueños; con mesas de madera y un enorme árbol que da armonía a su cocina abierta con horno de leña del cual día con día salen platos de lechón y jabalí. También se puede observar el enorme comal con tortillas de maíz criollo y una barra de mariscos que engalana todo el espacio.
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Este restaurante no es oaxaqueño, ni poblano, es una mezcla de las experiencias del chef Alex Ruiz por sus cocinas preferidas, las cuales se complementan con platos e ingredientes de Puebla. Aquí se vienen a compartir y pasarla bien, sin nada de bluff. Lo que se busca es tener mesas llenas de comida que reconforte y que una a todos al festejo. Un enorme pescado a la talla con recado para taquear, lechón con una costra crujiente y ceviches servidos en molcajetes que te hacen salivar, así es la cocina de Agualumbre.
En la parte de mixología, la barra es la que recibe al comensal con tragos llenos de color gracias a su inspiración local y el uso de técnicas ancestrales como el tatemado de hoja de maíz, las frutas de temporada y los dulces típicos. Además de su extensa carta de vinos mexicanos, destilados, licores y por supuesto mezcal oaxaqueño y poblano. Un secreto de este lugar es que cuenta con un speakeasy de Jazz y Blues.