Las costas mexicanas ofrecen un paraíso sin igual que se ha ganado fama internacional. Sin embargo, hay destinos que no parecen sacados de otro mundo, sino que concentran en un solo lugar los tesoros más invaluables de la naturaleza. Bañada por las aguas del Pacífico, la Riviera Nayarit es uno de esos tesoros que resguardan vida, tradición y una energía única. Con tan solo unos cuantos hoteles que realmente centran la experiencia en la conexión profunda y significativa con el entorno, este paraíso se conserva casi virgen. Hace muy poco, Rosewood Mandarina abrió sus puertas para sumarse a esta exclusiva oferta y consentir a sus huéspedes con un poco del cielo en la tierra.


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Un paraíso, tres ecosistemas, dos culturas ancestrales
La identidad completa de Rosewood Mandarina se cimienta en rendir tributo y convivir de forma cercana con la naturaleza. Y es que este rincón de la Riviera Nayarit no solo ofrece una playa espectacular —la playa de Canalán—, sino también montañas que se alzan imponentes sobre acantilados que desembocan en el Pacífico, y planicies apacibles y bañadas de sol. Así pues, el hotel se articula alrededor de estos espacios para brindar momentos de conexión con cada uno.

Pero no se trata solo de las vistas, sino de todo el paisaje cultural y las raíces ancestrales que cimientan la identidad de la Riviera Nayarit. Y es que lejos de ser un paraíso inhabitado, estas tierras han sido hogar de los pueblos originarios Huichol y Cora. Rosewood Mandarina honra la maestría artesana de ambas comunidades trabajando estrechamente con ellas para diseñar tanto piezas decorativas como de mobiliario. Entre las artesanías huicholes, encontramos minuciosos bordados, diseños en chaquira y arte con hilos, ojos de dios y cerámica de barro negro. Por su parte, el pueblo Cora está presente en instalaciones que muestran las tradiciones del tejido, el anudado y el ensamblaje de fibras.

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Suites y villas en sintonía con el entorno
Como ya mencionamos, la naturaleza dictó las pautas de diseño del hotel. Así pues, más que resguardarnos del exterior, cada una de las 134 lujosas suites se abre de par en par al entorno. Todas cuentan con piscina privada y amplias terrazas. Además, cada categoría de suite armoniza con su ubicación: las suites en los acantilados presumen vistas panorámicas envidiables, las habitaciones frente al mar tienen acceso directo a la playa, y los dormitorios en las planicies incluyen terrazas llenas de luz y con vistas abiertas a los paisajes circundantes.

Rosewood Mandarina también cuenta con dos exclusivas villas que prometen un auténtico escape de todo. Por un lado, la Canalan Beachfront Villa se ubica directamente sobre la arena, a solo unos pasos del mar. Se distribuye en dos niveles y cuenta con dos habitaciones, cocina totalmente equipada, elegantes áreas interiores, gimnasio privado, jacuzzi, jardín interior, una gran tina y regadera exterior tipo lluvia. Por su parte, la Cora Mountaintop Villa se ubica en lo alto de la montaña, con vistas privilegiadas, cuatro habitaciones y gimnasio privado. Ambas cuentan con piscinas infinitas que se funden con el paisaje.

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La oferta gastronómica de Rosewood Mandarina
La gastronomía es otro de los pilares que definen la exclusividad y la calidad de las experiencias de Rosewood Mandarina. Encontrarás cuatro espacios culinarios, cada uno con una propuesta única, pero partiendo de principios como la sostenibilidad y la autenticidad. Si lo que buscas son sabores mexicanos, podrás encontrarlos en La Cocina, un restaurante ubicado a unos pasos del mar. En Buena Onda, la gastronomía costera española se reinventa con vistas a la playa. Conforme avance el año, irán abriendo sus puertas Toppu —un elegante restaurante japonés de alta cocina en la cima de la montaña— y Barra Peñasco —un bar escondido en el acantilado—.

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Experiencias en armonía con la naturaleza
Pero más allá de disfrutar de los espacios del hotel —que ya es en sí un paraíso—, Rosewood Mandarina ofrece una gran variedad de actividades para todos los gustos. Por supuesto, destaca el icónico Asaya Spa, cuyos tratamientos se inspiran en los rituales ancestrales y la cosmovisión del pueblo huichol. El espacio se construye alrededor de dos árboles de parota, y una de sus características más distintivas son las experiencias de bienestar enfocadas en familias, diseñadas para fortalecer los lazos y fomentar el cuidado del cuerpo, el alma y el espíritu.


En este sentido, Rosewood Mandarina es un destino ideal para viajar en familia. Cuentan con el club de niños Rosewood Explorers, el cual ofrece un programa pensado para sumergir a los más chicos en la naturaleza, la cultura y la aventura, combinando el aprendizaje con la exploración. Tienen actividades como caminatas por la naturaleza, aventuras acuáticas, búsqueda de fósiles, talleres de sustentabilidad y excursiones culturales.

Además, los huéspedes de Rosewood Mandarina podrán disfrutar de las experiencias excepcionales que ya existen en la zona. Estas incluyen actividades como surf y tirolesa, pero también paseos a caballo y partidos de polo en el Club de Polo y Centro Ecuestre Mandarina. Asimismo, podrán ingresar al Mandarina Golf Club para divertirse a lo largo de los nueve hoyos de este campo diseñado por Greg Norman.

¡Viajen, disfruten y compartan!
Sitio Web: rosewoodhotels.com