Por más que contemos el chiste de que Tlaxcala no existe, la realidad es que no solo sí que lo hace, sino que además pareciera que cada uno de sus rincones está marcado por una magia especial. Aunque no es demasiado grande, el Pueblo Mágico de Tlaxco en Tlaxcala parece tenerlo todo: increíbles paisajes naturales, una exquisita gastronomía, una historia fascinante y una arquitectura para maravillar a cualquiera. Si no lo conoces, prepárate porque desde la CDMX llegas en menos de tres horas.

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Bosques, montañas una laguna
A una altura de 2500 metros sobre el nivel del mar, Tlaxco se abre paso entre las montañas de Tlaxcala y nos ofrece las postales más lindas desde que llegamos. La temperatura suele ser relativamente fría, pero resulta el clima ideal para dar pie a ecosistemas como los bosques —que en temporada de lluvias se iluminan con el brillo de las luciérnagas— y los campos de maguey de las haciendas pulqueras.

Otro de los aspectos más destacables de Tlaxco, Tlaxcala —sobre todo entre los amantes del ecoturismo— es la Laguna de Atlangatepec. Además de ofrecer vistas preciosas y la posibilidad de disfrutar del amanecer contemplando la paz del paisaje, también rentan lanchas para dar paseos y se permite realizar pesca deportiva.

Los laberintos de Tlaxco
Durante la temporada de secas, los laberintos de Tlaxco sin duda se convierten en una de las mayores atracciones del destino. Se encuentran a solo un kilómetro del centro del pueblo, cerca de la Capilla de Lourdes. Lo más sorprendente es que estos pasadizos de tierra rojiza cuyos muros se alzan entre uno y cinco metros se formaron naturalmente, gracias a la erosión causada por la lluvia. Hoy es posible recorrerlos y sentirse como en una película de ciencia ficción.

Las pinturas rupestres de La Peñuela y La Gloria
Tlaxco es un pueblo de raíces otomíes que mantiene vivas y vigentes muchas de sus costumbres. Sin embargo, su pasado se remonta muchísimo más atrás. Se calcula que las pinturas rupestres halladas en La Gloria y La Peñuela tienen aproximadamente 10 mil años, y en total forman una colección de alrededor de 60 representaciones gráficas que han sobrevivido el paso de los siglos y nos ofrecen una ventana hacia ese pasado primitivo digno de conocer.

Las haciendas pulqueras
Sin duda, no podríamos entender realmente la identidad de Tlaxco si no volteamos a ver sus haciendas pulqueras. Además de dar pie a un paisaje característicos de campos de magueyes y casonas que conservan su encanto histórico, algunas están abiertas al público e incluso reciben huéspedes que deseen pasar la noche ahí, mientras que en otras puedes aprender más de cerca el proceso de elaboración del pulque. Entre las más famosas destacan la Hacienda de Santa María Xalostoc, la Hacienda de Santiago Tecomalucan, la Hacienda Tepetzala y la Hacienda de San Diego Xochuca.

Qué ver mientras ‘puebleas’ por Tlaxco
Sin duda, aunque hay montones de tesoros alrededor del Pueblo Mágico de Tlaxco, Tlaxcala, la mejor forma de empaparte de su encanto es recorriendo sus calles. Y es que la arquitectura que encontrarás bastante llamativa, desde las torres de cantera rosa de la Capilla de Lourdes hasta la fachada de un intenso amarillo de la Capilla del Santo Calvario. Si te encantan las artesanías, te recomendamos darte una vuelta por la Casa Taller de platería de doña Eva Martínez.

Tlaxco: un pueblo gastronómico
Finalmente, aunque ya mencionamos que el pulque es uno de los grandes pilares de la historia, la economía y la identidad de Tlaxco, su gastronomía no se limita a la ‘bebida de los dioses’. Prueba también la barbacoa de hoyo, los quesos artesanales de Tenate y el requesón, que son solo algunas de las delicias tradicionales del lugar. De hecho, en agosto se celebra la Feria del Queso, la Madera y el Pulque, así que nunca está de más planear tu visita para esas fechas.


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