Hoy en día, Frida Kahlo es una de las artistas más famosas a nivel mundial. No hay amante del arte que no sueñe con visitar la Casa Azul en Coyoacán, que no reconozca los trajes de Tehuana, la mirada desafiante, el estilo repleto de motivos mexicanos que revelan un viaje introspectivo brutal. México era la médula espinal de la identidad de Frida, pero de cualquier modo, llama la atención que Frida solo saliera del país en diez ocasiones, y que haya visitado únicamente cinco destinos en dos países a lo largo de toda su vida. Aquí te contamos cómo fueron los viajes de Frida Kahlo, y por qué vale la pena visitar estos lugares.
¡Viajen, disfruten y compartan!
San Francisco
Con sus icónicas vistas del Golden Gate Bridge sobrevolando la Bahía de San Francisco, esta ciudad en el norte de California le debe buena parte de su identidad a la confluencia de distintas culturas a lo largo de la historia. Desde el barrio Fisherman’s Wharf hasta North Beach y Japantown, San Francisco es un deleite sensorial e intelectual, con una variedad gastronómica envidiable, arte callejero y mucha influencia en los movimientos sociales y políticos del siglo XX. En 1930, Frida Kahlo se mudó a la ciudad acompañando a Diego Rivera, quien había sido contratado para realizar unos murales en la Bolsa de San Francisco y en la Escuela de Bellas Artes. Vivieron ahí solo un año, pero una década después, en 1940, regresaría para presentar sus obras en el Palacio de Bellas Artes de San Francisco.
Nueva York
Aunque Frida Kahlo solo visitó cinco destinos fuera de México a lo largo de toda su vida, realizó un total de diez viajes internacionales, y cinco de ellos fueron a Nueva York. Esta ciudad atrapa a quienes la visitan con sus ritmos vertiginosos, su arquitectura imponente, sus teatros y sus museos, sus luces, las identidades diametralmente distintas de sus distritos, sus parques. Esta variedad fue precisamente la que hizo a Frida regresar una y otra vez —aunque siempre fue más por afectos personales que por un amor particular por la ciudad—.
En 1931, viajó a ‘la ciudad que nunca duerme’ para visitar una retrospectiva de su esposo en el MoMA, y en 1933 se mudaron a la ciudad para realizar un encargo de Diego en el Rockefeller Center (sin embargo, lo despidieron unos cuantos meses después). Aunque su residencia en Nueva York duró poco, fue suficiente para crear amistades cercanas, por lo que en 1935 volvió para visitar a Anita Brenner y Mary Schapiro. Curiosamente, la carrera artística de Kahlo despegó antes en Estados Unidos que en México, y en 1938 tuvo su primera exposición individual en la Levy Gallery. Frida visitó Nueva York por última vez en 1946, esta vez por cuestiones médicas, para ser operada.
Filadelfia
En 1932, Frida y Diego viajaron a Filadelfia para el estreno del ballet sinfónico Horse Power, una colaboración con el compositor mexicano Carlos Chávez para la cual el muralista mexicano diseñó el vestuario y la escenografía. La visita fue corta, pero suficiente para descubrir que este destino al norte de Estados Unidos tiene mucho que ofrecer. Si bien al mirar el mapa, la mayoría de los ojos se posan en Nueva York en lugar de Filadelfia, la realidad es que esta ciudad también cuenta con una escena social vibrante, grandes museos y una oferta gastronómica que se enfoca sobre todo en la comida callejera —el ícono culinario, el cheesesteak, es un sándwich de carne con queso extra sustancioso para llenarte de energía antes de salir a recorrer la ciudad—.
Detroit
Aunque el corazón de Frida vivió siempre en México, en 1932 —en plena Gran Depresión— se mudó de nueva cuenta a Estados Unidos por motivos de trabajo de Diego. Los paisajes industriales de esta ciudad consolidan una buena descripción de la vida en Detroit, donde la crisis económica y los propios problemas de salud de Frida tiñeron de gris su estancia en la ciudad. No obstante, hoy en día, esta es la ciudad más grande de Michigan y se considera una capital cultural, cuna de la música soul, una vibrante vida nocturna y grandes restaurantes. Por supuesto, vale la pena hacer una parada en el Detroit Institute of Arts para ver los murales de Diego Rivera.
París
La única vez que Frida Kahlo cruzó el Atlántico, fue en 1939 para presentar sus obras en la galería Pierre Colle en París. La exhibición fue organizada por André Breton y recibió elogios de los artistas más importantes del momento, como Picasso, Kandinsky y Duchamp. Marca también un momento decisivo en la carrera de Frida, pues a partir de aquí comienza a auto concebirse como una artista independiente de Diego. La capital francesa no podía hacer menos que ampliar el horizonte de Frida Kahlo con su atmósfera elegante pero despreocupada, su arquitectura vanguardista conviviendo pacíficamente con los edificios más tradicionales, su imponente Torre Eiffel irguiéndose sobre la ciudad, su exquisita gastronomía, sus museos y galerías siempre desafiantes de los parámetros preestablecidos, pero con un registro muy completo de la historia del arte.