En la CDMX, existen lugares contados para disfrutar de la auténtica cocina coreana, en donde mesas con parrillas al centro y alimentos cargados de sazón y sabores únicos son los principales protagonistas. Uno de ellos es Midam –una historia bonita en coreano–, el cual que se distingue del resto por ofrecer una experiencia que va más allá de los bbq coreanos habituales, ya que además de brindar a sus comensales los platillos más memorables de la gastronomía coreana, cuenta con extraordinarias instalaciones en donde el diseño, el arte y la sofisticación se fusionan con las calles de Corea del Sur para dar como resultado un restaurante que permanece en la memoria.
La maravilla de Midam, es que es un restaurante ideal para comer delicioso, pero –tenemos que confesarlo– también para lucirse un poquitín con tus invitados o para quedar bien en una date. Al contar con mínimo una parrilla en cada mesa, permite que todos los comensales tengan la oportunidad de cocinar su propia comida frente, además de que cada bebida y platillo involucra un ritual diferente, por lo que resulta el lugar perfecto para sacar tu lado sibarita e impresionar a quien/es vaya/n contigo.
Al llegar a Midam, te recomendamos que comiences la experiencia con una botella de «soju», un destilado de arroz con sabor a uva típico de la región que te sirven en una especie de caballito. En Corea ellos fondean cada vez que comen un bocado de sus platos, aunque si no estás muy acostumbrado, te recomendamos que te lo tomes con calma –a menos que seas de los que aguantan bastante–.
Para comenzar, lo primero que verás en tu mesa será una salsa de frijol de soya y otra de sal, pimienta y ajonjolí, especialmente preparadas para darle un toque de sabor muy especial a todos tus platillos –sin excepciones–. Como recibimiento, te ofrecen tres guarniciones que cambian todos los días. Entre ellas el kimchi –la única permanente–, las espinacas al estilo Corea y las verduras capeadas. Todas espléndidas para abrir el apetito.
Pasando al tema de qué ordenar, debemos recomendarte que te apegues en la mayor medida posible a las tradiciones coreanas, al pedir todos tus platillos al centro, para compartir. Puedes comenzar con unos tacos de Bulgogui –diezmillo de res en salsa de soya y salsa secreta de la casa– y posteriormente pedir las láminas de pecho de res y/o una orden de costilla de res –natural o marinada– para armarte tu propio «taco».
Con lo anterior no queremos que pienses que te traerán tortillas y cebollitas, pues en Corea ellos acostumbran tomar una hoja de lechuga para colocar encima la carne –que previamente tuviste que cocinar en la parrilla central– y posteriormente añadir salsas a su gusto, tal y como si fuera una especie de «taco enrollado de lechuga» –no encontramos mejor forma de describirlo, pero podemos decirte que el resultado es exquisito–.
Junto con lo anterior, no puedes olvidarte de probar nuestro favorito: el tocino de cerdo enchilado. Entre más tiempo lo dejes en el fuego, más crujiente estará, aunque esto realmente va de acuerdo a tu propio gusto.
A pesar de que la esencia de un bbq coreano gira precisamente en torno a la experiencia de cocinar tus alimentos, en Midam también ofrecen opciones de acompañamientos y platos fuertes que llegan ya preparados a tu mesa, entre ellos el Arroz frito con Kimchi, el cual sirven con un huevo estrellado y tocino de cerdo. Su sabor es extraordinario y su textura melosa crea la explosión perfecta en boca. Otra opción es su tofu relleno de arroz con vegetales, un manjar incluso para los que generalmente no son aficionados del tofu por su gran sazón y mezcla de ingredientes.
Para culminar tu visita, te recomendamos que pruebes sus mochis, de sabores como Ferrero, fresa, taro y té verde. Otra opción para cerrar con broche de oro es su helado de frijol rojo, anímate a probarlo para conocer el auténtico sabor de los postres coreanos.
Ir a Midam no solo se trata de llevar a cabo una escapada para saciar tu hambre, sino de vivir un ritual que mezcla la cultura y la gastronomía para dar como resultado un instante único y digno de recordarse. Sus sabores –que pasan por lo salado hacia lo dulce y lo picante–, sus instalaciones y su esencia puramente coreana, hacen de este lugar la parada obligada para sibaritas, foodies y fanáticos de vivir nuevas experiencias.
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