San Rafael es un pueblo que quedó atrapado en la historia. Está escondido entre las faldas del volcán Iztaccíhuatl y conserva un encanto de estilo europeo. Caminar por sus calles y contemplar sus construcciones del siglo XX, envueltas en naturaleza, te harán sentir en algún poblado de los Alpes Suizos. Se ubica en el municipio de Tlalmanalco, Estado de México a solo dos horas de la capital mexicana. Su historia se remonta al nacimiento de una Fábrica de Papel en 1890, la cual fue promotora del crecimiento y desarrollo de esta comunidad.
Este pueblo, rodeado de montañas y grandes árboles, fue atractivo para inversionistas de Francia, Inglaterra y España, quienes buscaban instalar una industria que aprovechara los recursos naturales, forestales e hidráulicos del lugar. Antes, había una ferrería que explotaba minas del Iztaccíhuatl pero tras declararse en bancarrota, fue comprada por los inversionistas, y así nació la Fábrica de Papel San Rafael y con ella una nueva sociedad industrial. Incluso, el nombre del poblado fue puesto por los mismos capitales quienes trajeron consigo una escultura de San Rafael Arcángel.
Muy pronto la fábrica comenzó a tomar relevancia en los alrededores y empezaron a llegar pobladores en busca de trabajo o simplemente para conocer la majestuosidad de la factoría. Quien lograba conseguir empleo se consideraba un afortunado porque ofrecían buenos sueldos y gratas condiciones laborales. Llegaron a ser hasta dos mil trabajadores y por décadas fue el centro económico de la región. Incluso, llegó a ser la fábrica número uno en producción del país y la tercera a nivel mundial. En esta fábrica se elaboraron los primeros boletos del metro, se produjo papel moneda para los billetes y fueron pioneros en la producción del papel sanitario.
Por el gran crecimiento, la empresa empezó a construir viviendas para sus obreros de planta, denominadas como “Los cuartos”. Un año más tarde, construyeron el primer Casino Cosmopolita destinado a ingenieros, químicos y trabajadores de ‘primer nivel’, que disponía de comedores, salas de juego, una biblioteca y mesas de billar. También se construyeron viviendas tipo chalet, en donde al día de hoy todavía habitan algunas familias. Edificaron una tienda grande que contaba con 22 locales comerciales y un segundo piso que se acondicionó para un centro recreativo y cultural dedicado a los trabajadores, en los años 30s empezó a funcionar como cine. Levantaron escuelas, iglesias y parques para que la gente pudiera llevar su vida con integridad. Por supuesto, los franceses le dieron un toque especial a todas estas construcciones, influenciados por el movimiento artístico art decó, y es por eso que el pueblo empezó a tomar un aire de colonia francesa que permanece y se puede apreciar hasta nuestros días.
Lamentablemente, la fábrica ya no se modernizó y en 1994 se cerró definitivamente pero dejó un legado material y la historia de una comunidad que se mantiene viva. Cada 24 de octubre se celebra la Fiesta Patronal de San Rafael Arcángel, se cantan las mañanitas con mariachi en la capilla principal y en la tarde se realizan eventos culturales y bailes populares. A unos cuantos kilómetros de la localidad se ubica el Parque Ecoturístico Dos Aguas, un paraíso natural para disfrutar de senderos, cascadas y riachuelos. Visita San Rafael y asómbrate con su arquitectura europea.