Ubicado en las faldas de la Sierra Gorda en Hidalgo, Zimapán es un Pueblo Mágico famoso por sus espectaculares tesoros naturales, como las Grutas de Xajha, el Cañón del Infiernillo, el motolito de El Vigilante y las dunas rojas de Pacula. Si bien este destino es un verdadero paraíso para lxs amantes del ecoturismo, también tiene un gran pasado minero que dejó una huella indeleble. Con una identidad que intercala un pasado indígena, español e inglés, estas son algunas actividades para hacer la próxima vez que visites Zimapán para empaparte de su historia y su cultura.
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Conocer la Parroquia de San Juan Bautista
Construída en 1722, la Parroquia de San Juan Bautista es uno de los mejores ejemplos del barroco mexicano en la Sierra Gorda. En la fachada de cantera rosa, la puerta se adorna con relieves de San Sebastián y San Jerónimo, mientras que el interior destaca por el trabajo en cantera de las pilastras, capiteles y el bautisterio. El púlpito en forma de flama es único en su tipo, con medallones en relieve y una planta octagonal. Durante el solsticio de verano, la luz entra por las grandes ventanas oblicuas e iluminan el templo, muchas veces coincidiendo con la fiesta patronal.
Visitar el pueblo fantasma de La Encarnación
A solo 35 kilómetros de Zimapán, en medio de los bosques del Parque Nacional Los Mármoles, es posible visitar un pueblo congelado en el tiempo que hoy en día es prácticamente un pueblo fantasma. A pesar de que el lugar ha quedado casi en el olvido, el esplendor de su pasado minero se puede observar en sus construcciones de estilo inglés y las ruinas de la fundidora, de las cuales se conservan algunos muros cubiertos de musgo y las altas chimeneas de ladrillo. De hecho, incluso se dice que de estas minas procedían parte de los materiales que se utilizaron para edificar la Torre Eiffel.
Tomarte una foto a los pies del El Sabino
Así como el árbol del Tule en Oaxaca, El Sabino es un árbol de aproximadamente 500 años que ha atraído la atención de los viajeros no solo por sus imponentes proporciones —con un tronco de cinco metros de diámetro, 25 metros de altura y 33 metros de diámetro en la copa—, sino también por su carga histórica. Todos los años, durante la celebración de Todos los Santos, los habitantes de Zimapán se dan cita bajo sus hojas para contar historias y leyendas de la región.
Probar la gastronomía local
Aunque muchas veces pasa desapercibida, la cocina hidalguense es una delicia que nos acompaña más bien en los pequeños momentos cotidianos, pero que refleja los paisajes y la historia de la región. Si visitas Zimapán, no te olvides de probar sus chalupas, su cecina seca y sus enchiladas, así como los tradicionales pastes, panes caseros, tamales dulces y el pulque local.
Comprar artesanías locales
Así como la arquitectura y la gastronomía, las artesanías son una de las principales manifestaciones identitarias de los pueblos y comunidades. Zimapán destaca por la elaboración de ayates bordados, juguetes de madera, cerámica y cestería de ixtle, los cuales dan como resultado preciosas prendas de vestir, accesorios y elementos de decoración del hogar.