Al ver una ofrenda de muertos, un sentimiento de nostalgia nos envuelve. La muerte aquí no se viste de negro, sino de colores vivos: flores de cempasúchil en cada rincón, aromas de deliciosos platillos, el vibrante papel picado, calaveras de azúcar y el clásico pan de muerto. Cada año, nos sorprende la creatividad que la gente imprime en los altares, ya sea por su tamaño monumental o por las hermosas artesanías que muestran, todo hecho con el amor y la honra que le tienen a sus difuntos. Si eres de los que disfrutan admirando cada detalle de los altares, aquí hemos reunido cinco Pueblos Mágicos que se destacan por tener las ofrendas más bonitas del país.
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TzinTzunTzan, Michoacán
Empezamos nuestra lista en Tzintzuntzan, un Pueblo Mágico conocido por la belleza y el significado de sus ofrendas de Día de Muertos. Una de sus características más distintivas son los cementerios lacustres, donde los cuerpos de los difuntos descansan en pequeñas islas artificiales adornadas con flores de cempasúchil y veladoras, creando un paisaje funerario espectacular y místico. Estas ‘islas de los muertos’ están decoradas con cruces de madera y son un espectáculo único en el mundo. Los artesanos de Tzintzuntzan contribuyen a esta tradición elaborando hermosas piezas de alfarería y textiles que embellecen las ofrendas, con colores vibrantes y diseños tradicionales. La gastronomía purépecha también juega un papel importante; platos como el pescado blanco, las corundas y el atole se ofrecen a los difuntos como muestra de cariño. La noche del 1 de noviembre, hay obras de teatro al aire libre, instalación de ofrendas y presentaciones de juegos prehispánicos. Además, en esta comunidad indígena se lleva a cabo una de las ceremonias más representativas y espectaculares de la noche de muertos en dos de sus cementerios principales.
Metepec, Estado de México
El Día de Muertos le queda de maravilla a Metepec, un Pueblo Mágico que ha hecho de su ofrenda monumental una de las más grandes del país. Ubicada en la Plaza Juárez, esta tradición se ha vuelto un evento colorido que todos los locales esperan. La ofrenda desciende por la escalinata del templo del Calvario, desde la base hasta la cima, y su montaje es un trabajo colectivo que toma varios días y la participación de más de 100 familias de artesanos. Con un impresionante tapete de aserrín y rodeada de cientos de ramos de cempasúchil, también incluye figuras tapizadas con flores de la temporada. Los artesanos de Metepec se lucen con su creatividad, utilizando una mezcla única de formas, colores y técnicas que hacen que cada altar sea especial y llamativo. ¡No hay manera de resistirse a tomar una foto de esta hermosa obra de arte! Aunque la gente puede incluir fotos de sus seres queridos, cada año la ofrenda se dedica a un personaje o evento particular; por ejemplo, en 2021, honraron a los que perdieron la vida por la pandemia de covid.
Atlixco, Puebla
Cómo no integrar a Atlixco en esta lista si es reconocido como el principal productor de flor de cempasúchil en México. Esta flor, símbolo del Día de Muertos, es cultivada en grandes cantidades y adorna los altares de todo el pueblo, creando un espectáculo visual impresionante. Una de las tradiciones más llamativas de Atlixco son los tapetes monumentales elaborados con miles de flores de cempasúchil. Estos tapetes adornan las calles y plazas del pueblo, formando hermosos diseños y figuras relacionadas con la celebración. Atlixco también es famoso por sus calaveras gigantes, elaboradas con diversos materiales y decoradas con motivos alusivos al Día de Muertos. Estas esculturas se convierten en puntos de referencia y atraen a numerosos visitantes. La artesanía local, como la alfarería y la talabartería, se utiliza para crear elementos decorativos para los altares. Las catrinas de barro, los papeles picados y las velas elaboradas a mano añaden un toque especial a sus ofrendas.
Pátzcuaro, Michoacán
Al igual que Tzintzuntzan, Pátzcuaro tiene profundas raíces purépechas y sus tradiciones se remontan a tiempos prehispánicos. Los purépechas creían en la vida después de la muerte y celebraban el regreso de los espíritus de sus ancestros. Con el tiempo, sus costumbres se han mezclado con las influencias españolas, dando lugar a una celebración única llena de simbolismo. La Isla de Janitzio, un islote en el Lago de Pátzcuaro, se convierte en un verdadero altar durante el Día de Muertos, donde los habitantes adornan las tumbas con flores de cempasúchil, velas y ofrendas de comida, creando un paisaje espectacular. Además, los artesanos de Pátzcuaro son conocidos por sus piezas de madera, hierro forjado y alfarería que embellecen las ofrendas; las máscaras y figuras de animales talladas en madera son especialmente populares. Y lo mejor de todo es que toda la comunidad se involucra en la celebración, desde hacer las ofrendas hasta organizar los eventos.
Tepotzotlán, Estado de México
Tepotzotlán es otro Pueblo Mágico que brilla por sus hermosas y significativas ofrendas de Día de Muertos. Con una rica historia que mezcla elementos indígenas y españoles, esta fusión se refleja en las ofrendas a través de su arquitectura, iconografía religiosa y decoración barroca. Cada año, Tepotzotlán sorprende con impresionantes ofrendas monumentales que llenan espacios públicos como el atrio de la iglesia. Estas verdaderas obras de arte representan distintos temas sobre la muerte y la vida, con catrinas de barro, papel picado y velas hechas a mano que les dan un toque especial. Durante el Día de Muertos, el pueblo se anima con una variedad de actividades culturales, como conciertos, exposiciones, talleres y recorridos nocturnos por el cementerio. Todo esto complementa las ofrendas y crea un ambiente festivo y lleno de color.