Seguro ya conoces el Castillo, el lago, el zoológico y los otros sitios más visitados del Bosque de Chapultepec. Pero este pulmón verde, uno de los lugares favoritos de la CDMX, es mucho más que las clásicas atracciones. Su extensión es tan grande y su historia tan rica que entre árboles, senderos y rincones poco transitados se esconden espacios que muchos pasan por alto. Algunos son verdaderos tesoros históricos, y otros, encantadores refugios de paz. Ojo, aquí solo nos concentramos en los rincones menos conocidos de la Primera Sección de Chapultepec, que además es la más accesible desde el centro de la ciudad. Las otras secciones también guardan joyas por descubrir, pero eso será en otra lista. Por ahora, te invitamos a redescubrir lo que creías conocer.


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Los Baños de Moctezuma
Entre los senderos menos transitados del bosque, se esconde un tesoro prehispánico: los baños de Moctezuma, un rincón de otra época que ha resistido el paso de los siglos. Este lugar formaba parte de una red hidráulica construida en el siglo XV para almacenar el agua de un manantial que brotaba justo ahí y abastecía a la gran Tenochtitlán. Pero no solo era funcional: según la leyenda, los tlatoanis mexicas venían aquí a descansar, reflexionar e incluso criar peces exóticos. Durante la conquista, Hernán Cortés destruyó parte del sistema para cortar el suministro de agua. Más tarde, la élite virreinal lo reconstruyó para convertirlo en estanques lúdico-medicinales al estilo europeo. A finales del siglo XIX, el gobierno porfirista compró el terreno, demolió los baños y dio paso al Bosque de Chapultepec como lo conocemos hoy. Aun así, los vestigios de este pasado sobreviven, y puedes encontrarlos muy cerca del acceso por el Mercado de las Flores. Un pedazo de historia que sorprende al aparecer en medio de los árboles.
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Audiorama
Aunque hoy en día ya es un poco más conocido, el Audiorama sigue siendo una de esas joyas escondidas que sorprenden cuando las encuentras, como si lo hubieran ocultado a propósito. Se ubica al pie del Castillo de Chapultepec y es un rincón de calma con una historia que también se remonta a tiempos prehispánicos, cuando albergaba la caverna de Cincalco, un sitio sagrado que, según los mexicas, era una entrada al Mictlán, el inframundo. Hoy, la cueva está sellada por seguridad, pero el lugar conserva un aire místico entre árboles frutales, rosales y alcatraces. También se pueden ver las antiguas escaleras que usaban Maximiliano y Carlota para bajar del castillo. El Audiorama fue construido en 1972 como un refugio para los amantes de la lectura. Tiene bancas cómodas, sombra natural y altavoces que reproducen música ambiental de distintos géneros cada día, creando un ambiente perfecto para leer, descansar o meditar. Un espacio silencioso y casi secreto, ideal para perderse… o encontrarse.

Kiosco Marieta
Otro de los lugares poco conocidos de Chapultepec es el Kiosco Marieta, el último sobreviviente del mobiliario Art Decó que alguna vez adornó el bosque. Data de 1921 y se ubica a orillas del Lago Mayor. Su nombre rinde homenaje a María Teresa, esposa de Daniel Berdejo, quien lo construyó. Con su diseño encantador y vistas inmejorables al lago, este kiosco es un tesoro arquitectónico que por años pasó desapercibido, ya que estuvo descuidado y abandonado durante mucho tiempo. Pero con el Proyecto Chapultepec Naturaleza y Cultura, fue recientemente restaurado. Hoy no solo luce espectacular, sino que alberga una sucursal de la Nevería Roxy, con banquitas y sombrillas donde puedes sentarte a disfrutar un helado en plena naturaleza. Tal vez, después de su remodelación, ya no sea un secreto total, pero sigue siendo uno de esos rincones que muchos aún no conocen.

Fuente del Quijote
La Fuente del Quijote es un rincón curioso con un diseño muy original. Fue construida en 1921 y, como su nombre lo indica, rinde homenaje al célebre personaje de Miguel de Cervantes, pero con un giro bastante surrealista: una de sus columnas muestra a Don Quijote con el rostro de Salvador Dalí, y la otra a Sancho Panza con la cara de Diego Rivera. Las esculturas originales, fabricadas en Sevilla por Miguel Alessio Robles, fueron robadas en 1974. Aunque se repusieron, volvieron a desaparecer en 2014. Hoy, las figuras han sido reconstruidas según el diseño original y la zona cuenta con mayor protección para evitar más robos. Además de su valor artístico, el lugar está rodeado por cuatro bancas de concreto recubiertas con coloridos azulejos que ilustran escenas del universo cervantino. Es un espacio ideal para sentarse un rato a disfrutar del silencio y de la frescura de los árboles.


Jardín de Adultos Mayores ‘Euquerio Guerrero’
Aunque no todos podemos entrar al Jardín de los Adultos Mayores, vale la pena ubicarlo. Este jardín fue concebido como un refugio de tranquilidad, recreación y convivencia para personas mayores. Es común ver a los abuelitos relajados, haciendo amigos, paseando entre árboles centenarios y disfrutando de un lago interior con fuentes, puentes y un hermoso Jardín Escultórico con esculturas y bustos de artistas renombrados. También cuenta con una biblioteca, áreas para talleres y espacios dedicados a actividades culturales y recreativas. Uno de sus rincones más especiales es el majestuoso Pabellón Coreano, una réplica de la pagoda del siglo VIII donde se firmó la independencia de Corea; el original se encuentra en el Parque Tapgol de Seúl. Este pabellón fue un regalo del gobierno coreano al pueblo mexicano durante los Juegos Olímpicos del 68. Al tratarse de una escultura tan importante, sí se puede acceder a él incluso si no tienes 60 años, pero necesitas pedir un permiso especial en la entrada.


Museo del Caracol
Como casi todos los que visitan Chapultepec van directo al Castillo, solo algunos notan que justo en el camino se encuentra otro de los lugares poco conocidos del bosque: el Museo del Caracol. Su nombre oficial es Galería de Historia, pero se ganó el apodo gracias a su diseño en forma de espiral descendente, como un caracol marino, obra del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez en 1960. Desde el inicio, este museo fue pensado como un ‘museo diferente’, especialmente dirigido a niños y jóvenes, donde aprender historia fuera algo visual y dinámico. La espiral guía al visitante a través de doce salas con un recorrido cronológico que va desde los últimos años del Virreinato hasta la promulgación de la Constitución. Dioramas, maquetas, figuras de barro, mapas, pinturas, retratos, y más de 2,000 personajes en miniatura dan vida a los grandes momentos de la historia de México. Es un museo encantador, educativo y poco concurrido, ideal para ir con niños o para redescubrir la historia de forma distinta. La entrada cuesta $95 pesos, pero es gratuita para menores de 13 años, estudiantes, maestros, jubilados y personas con discapacidad.

¡Conoce estos lugares poco conocidos en Chapultepec!