Nunca imaginaste que las lagunas y bancos de sal fueran tan espectaculares, y estos son los principales que puedes visitar en México 

Las playas no son los únicos lugares bonitos y sorprendentes de México. Más allá de la arena y el mar, hay otros tesoros naturales que parecen salidos de otro planeta: las salineras y lagunas de sal. Algunas tienen aguas que van del rosa pastel al turquesa intenso, otras se extienden como espejos blancos en medio del desierto, y todas tienen algo en común: paisajes espectaculares. Las lagunas de sal en México no solo son parte de la riqueza natural del país, también ofrecen experiencias únicas para los viajeros curiosos, desde recorridos por procesos de extracción milenarios hasta exfoliaciones naturales, avistamiento de flamencos o paseos entre charcas cristalizadas. Eso sí, lleva sombrero, lentes y bloqueador, porque la sal refleja con intensidad el sol. Aquí te compartimos una lista de los bancos y lagunas de sal más impresionantes que puedes visitar en el país.

Lagunas de sal en México
Salineras en México, tesoros naturales. Foto: FB Cata Renteria Quintana
Laguna de sal en Yucatán
Lagunas de sal en México. Foto: Shutterstock

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Las Coloradas, Yucatán

Esta es, sin duda, la laguna de sal más famosa de México y uno de los paisajes más fotografiados del país. Su peculiar color rosa es el resultado de un fenómeno natural poco común. Las aguas toman esa tonalidad gracias a la altísima concentración de sal, la presencia de microorganismos como la Artemia salina, un pequeño crustáceo, y la cristalización de la sal marina. Además del paisaje surrealista, aquí puedes hacer recorridos guiados para conocer el proceso de extracción de sal, pasear en bicicleta por la orilla y, con algo de suerte, ver flamencos rosados que, al igual que el agua, deben su color a esos mismos microorganismos. Las Coloradas forma parte de un parque turístico y también es hogar de Sal Sol, una de las productoras de sal más importantes de México. Si te gusta descubrir paisajes fuera de lo común, este es un destino que no decepciona.

Laguna de sal en Yucatán
Las Coloradas, Yucatán. Foto: Shutterstock
Las Coloradas, Yucatán
Un lugar donde abundan los flamencos rosados. Foto: Shutterstock

Laguna Rosada en Xtampú, Yucatán

Ubicada en la Costa Esmeralda, entre Telchac y Dzemul, Xtampú está a solo una hora de Mérida. El característico tono rosa de sus aguas también se debe a la Artemia salina y a la alta concentración de sal. Aunque no se puede nadar, aquí puedes disfrutar de exfoliaciones naturales con sales locales que se extraen de forma artesanal por una cooperativa que mantiene viva la tradición. Incluso puedes participar en el proceso y llevarte a casa un poco de esta sal tan pura. Xtampú es hogar de flamencos rosados que suelen aparecer durante la temporada de lluvias, dándole aún más vida al entorno. Como es mucho más tranquilo y menos concurrido que Las Coloradas, es ideal si buscas tomar fotos increíbles sin multitudes. Y si quieres hacer el día completo, aprovecha para visitar la zona arqueológica de X’cambó, que queda a unos minutos de ahí. 

Laguna Rosada en Xtampú, Yucatán
Salineras Xtampú. Foto: Shutterstock
Laguna Rosada en Xtampú, Yucatán
Lagunas de sal en México. Foto: Shutterstock

Salineras de Celestún, Yucatán

Otra vez Yucatán se gana un lugar en esta lista, y es que las lagunas de sal son parte de su encanto. Como en Celestún, un puerto al oeste del estado, donde encontrarás charcas de sal que parecen espejos bajo el sol, es otro de los mejores lugares para ver flamencos rosados, que llegan atraídos por su alimento favorito: la Artemia salina. Este lugar forma parte de la Reserva de la Biósfera Ría Celestún, lo que significa que todo el entorno está protegido y el paisaje se mantiene casi intacto. Aquí puedes hacer recorridos guiados donde te explican el proceso artesanal de extracción de sal, que se realiza desde tiempos prehispánicos, cuando los mayas ya la usaban para conservar sus alimentos. El método es completamente natural: el agua del mar se evapora en charcas poco profundas y los cristales de sal se recolectan a mano, como se ha hecho por generaciones. Aunque no es un parque turístico, la experiencia es auténtica y cercana. Verás a los trabajadores locales en plena faena, desde temprano en la mañana, y puedes combinar la visita con un paseo en lancha por los manglares y ojos de agua, que suelen incluir una parada en las salineras.

Salineras de Celestún, Yucatán
Salineras de Celestún, Yucatán. Foto: Shutterstock
Salineras de Celestún, Yucatán
Foto: Shutterstock

Laguna de Cuyutlán, Colima

En la costa de Colima, justo a orillas del Pacífico, se encuentra la Laguna de Cuyutlán, un lugar que no solo regala paisajes tranquilos y vistas al mar, sino también una de las tradiciones salineras más antiguas y queridas del país. La laguna es famosa por su ‘sal negra’, una sal artesanal con un tono grisáceo debido a minerales como el hierro y el magnesio, muy valorada por su sabor y propiedades nutricionales. Una de las mejores formas de conocer este sitio es a través de la Ruta de la Sal, un recorrido guiado en un camión techado con ramada, donde te explican paso a paso el proceso tradicional de extracción: desde cómo se toma el agua, hasta la cristalización y la cosecha manual. Si vas entre enero y mayo, sobre todo en abril y mayo, incluso puedes participar en la recolección. Además, puedes visitar los manglares, observar aves y conocer el Museo de la Sal, que cuenta la historia de este oficio transmitido de generación en generación.

Vista aérea de la Laguna de Cuyutlán, Colima
Vista aérea de la Laguna de Cuyutlán, Colima. Foto: Shutterstock
Laguna de Cuyutlán, Colima
Minas de sal en la Laguna de Cuyutlán. Foto: Shutterstock

Laguna salada, Baja California

Ubicada en el corazón del desierto de Baja California, la Laguna Salada es uno de esos lugares que parecen sacados de otro planeta. Su paisaje surrealista, que alguna vez fue el lecho de un antiguo lago de agua dulce, ahora es un vasto y árido terreno cubierto de sal, arcilla y limo. Este escenario único que incluso ha sido utilizado en películas y comerciales. El lugar forma parte del sistema del Río Colorado, una cuenca endorreica, sin salida natural al mar, lo que le da una aire misterioso y desolado. Este lugar es perfecto para los más aventureros, ya que por su terreno plano y salado es ideal para quienes disfrutan de actividades como el motocross o manejar vehículos todo terreno. Eso sí, debido al calor extremo y lo remoto del lugar, es recomendable ir con un guía local. Su cercanía al Valle de Mexicali y la carretera de San Felipe a Mexicali lo hace accesible, pero sigue siendo un lugar escondido y misterioso. Aquí, las lagunas de sal en México muestran su cara más árida y fascinante.

Laguna salada, Baja California
Laguna salada, Baja California. Foto: octopup.org
Laguna salada, Baja California
Foto: octopup.org

Guerrero Negro, Baja California Sur

Guerrero Negro se distingue por ser el hogar de la salinera más grande del mundo y un destino fascinante que combina ecoturismo con una increíble biodiversidad. La Exportadora de Sal, que cubre más de 33,000 hectáreas, es visible incluso desde el espacio. Aquí, la sal se obtiene de manera artesanal por evaporación solar del agua de mar, creando paisajes surrealistas con estanques de sal que pueden tomar tonalidades rosadas y turquesas. Puedes visitar la salinera para ver cómo se lleva a cabo todo el proceso de producción, desde los estanques de evaporación hasta la cosecha con enormes vehículos especializados. Además, Guerrero Negro es un santuario natural y un punto clave para el avistamiento de ballenas grises en la Laguna Ojo de Liebre. Es un destino que ofrece una mezcla única de naturaleza, paisajes industriales y vida silvestre. 

Estanques de sal en Guerrero Negro
Estanques de sal en Guerrero Negro. Foto: Shutterstock
Salinera Guerrero Negro, Baja California Sur
Lagunas de sal en México. Foto: Shutterstock

Zapotitlán de Salinas, Puebla

Entre las lagunas de sal en México, esta es una de las más curiosas, porque está en Puebla, un estado sin mar. ¿Cómo es posible? Todo tiene que ver con el pasado geológico de la región. Hace más de 50 millones de años, esta zona estaba cubierta por el océano, y hoy, en medio del paisaje semidesértico, todavía brotan manantiales de agua salada que permiten una de las formas más antiguas de producción de sal del país. Aquí no hay maquinaria moderna, la sal se cosecha de forma artesanal en pequeñas terrazas llamadas ‘eras de sal’, donde el agua se evapora con el sol y el viento, como se ha hecho desde hace más de 2,500 años. Puedes caminar entre los estanques, ver a los salineros en acción y aprender cómo se produce esta sal reconocida por ser baja en sodio y rica en minerales como yodo, magnesio, potasio y calcio, lo que la hace un producto natural y saludable, muy valorado en la gastronomía.

Zapotitlán de Salinas en Puebla
Zapotitlán de Salinas, Puebla. Foto: Shutterstock
Zapotitlán de Salinas en Puebla
Zapotitlán de Salinas. Foto: revistapuebla.com

Laguna de Palomas, Chihuahua

Terminamos esta lista con una sorpresa del norte: la Laguna de Palomas, también conocida como Estación Carrillo, en el extremo sureste de Chihuahua. Aunque es menos conocida y mucho más remota que otras lagunas de sal en México, tiene una historia y un paisaje que la hacen especial. Aquí, al igual que en Zapotitlán de Salinas, la sal no proviene del mar, sino de depósitos subterráneos que emergen a la superficie en forma de agua salada. Con el calor del desierto, el agua se evapora y deja atrás los cristales de sal. Esta laguna es parte del llamado Triángulo de la Sal, una región salinera que abarca partes de Chihuahua y Coahuila, y que en su momento fue clave en las rutas de intercambio entre pueblos nómadas. Aunque no es un destino turístico como tal, es un lugar interesante para observar cómo se produce la sal en charcas que parecen extenderse hasta el horizonte. El paisaje es impresionante: vastas planicies blancas bajo un cielo inmenso, y una comunidad que ha mantenido viva esta actividad en condiciones extremas.

Salineras en México
Lagunas de sal en México. Foto: Shutterstock

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