Es muy común encontrar acueductos coloniales en diferentes estados de la República Mexicana. Pues muchos de ellos siguen de pie aún con el paso del tiempo, pero otros han quedado atrapados ante la nueva modernidad. Tal es el caso del Acueducto de San Felipe del Agua, el acueducto más importante en Oaxaca que parece estar encerrado entre casitas. Durante varios años suministró de agua potable a la población de la entonces llamada Villa de Antequera, hoy en día mejor conocida como Oaxaca de Juárez. Aquí te contamos su historia y dónde se encuentra.


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El origen del Acueducto de San Felipe del Agua
El Acueducto de San Felipe del Agua, también conocido simplemente como el acueducto de Oaxaca, tiene su origen a mediados del siglo XVIII. Cuando los españoles conquistaron el territorio mexicano y comenzaron a expandirse por toda la república mexicana, un par de ellos se estableció en la Villa de Antequera –Oaxaca de Juárez–. Fue entonces cuando Diego de Montera –fundador de la ciudad– comenzó a trazar los cimientos de la ciudad, pero antes planeó crear una toma de agua que abastecería a básicamente todos los habitantes.


Un acueducto que desemboca en el pueblo de Xochimilco
Entre el año de 1538 y 1550, Diego mandó construir una toma de agua que provenía directamente del poblado de San Felipe. O mejor dicho, conectó el agua limpia que provenía del Cerro de San Felipe. Un par de años después, fray Pedro de la Peña decidió continuar con el legado de Montera y expandir el agua potable a otras ciudades aledañas; sin embargo, fue el Cabildo quien finalmente concluyó esta obra en 1722. Así entonces el agua corría desde la Hacienda Aguilera, el río Jalatlaco y el mítico pueblo de Xochimilco.


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El acueducto de Oaxaca ‘atrapado’ entre casitas
Aunque actualmente el acueducto de Oaxaca ya no está en funcionamiento, aún lo puedes ver casi en su esplendor. Pues ahora gran parte de este sistema hidráulico quedó atrapado entre las casitas de los habitantes de la zona. Este acueducto de cantera verde se extendió por diferentes zonas: la Arquería Monumental en San Felipe y Los Arquitos de Xochimilco, que ya son todo un símbolo en este lugar. Esta última arquería se compone de 35 arcos que atraviesan la calle Rufino Tamayo hasta el cruce con Cosijopí. Y su trayecto final –una caja de agua– terminaba a un costado del Templo del Carmen Alto.


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