Hoy Tlaxcala está subestimada, pero hace 500 años era considerada igual de importante que la CDMX. Cuando los frailes franciscanos llegaron en 1524 con su misión evangelizadora, eligieron cuatro lugares clave para empezar: México, Texcoco, Huejotzingo y sí, Tlaxcala. Así que aquí construyeron uno de los primeros conventos de la Nueva España, que con el tiempo se transformó en la imponente Catedral de Tlaxcala –oficialmente llamada Conjunto Conventual Franciscano y Catedralicio de Nuestra Señora de la Asunción–. Además de su belleza, este lugar guarda el legado arquitectónico adoptado por los primeros misioneros y desde 2021 forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Una joya histórica que quizá no conocías y que definitivamente vale la pena conocer.


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Catedral de Tlaxcala, una de los primeros conventos de la Nueva España
La Catedral de Tlaxcala se construyó entre 1525 y 1527 y está llena de primeras veces históricas. Aquí se encuentra la primera pila bautismal de la Nueva España, donde fueron bautizados los cuatro señores que gobernaban la república de Tlaxcala –aliados clave de los españoles–. También está el primer púlpito de América, con una inscripción que dice: Aquí tuvo principio el Evangelio en este Nuevo Mundo. En este lugar también se celebró uno de los primeros autos sacramentales. Más que una iglesia, este sitio fue como un ‘laboratorio’ de la naciente sociedad colonial donde los frailes enseñaban a leer y escribir, impartían sacramentos, adoctrinaban y organizaban la vida religiosa, social y cultural. Con el paso del tiempo, el convento se volvió un punto clave en el desarrollo de la ciudad tlaxcalteca.



El arte y la arquitectura que hacen especial a la Catedral de Tlaxcala
La Catedral de Tlaxcala no solo es importante por su historia, también lo es por su arquitectura y detalles únicos que no verás en ningún otro templo del país. Está construida sobre plataformas en una colina, lo que le da una vista imponente desde distintos ángulos. Su templo es de una sola nave, techado con una estructura de madera y cubierto por un impresionante techo artesonado de estilo mudéjar, una joya hispano-árabe que es considerada la más grande de su tipo en todo México y una de las últimas que quedan en el continente. Otra de sus peculiaridades es su torre campanario, que no está pegada al templo, sino conectada por un pasaje oculto que la une discretamente con el convento. La fachada del templo es sencilla, sobria, fiel al estilo franciscano. En su interior también encontrarás una hermosa capilla abierta, además de una capilla rosa y otra más anexa.


Visita el Museo Regional de Tlaxcala dentro de la catedral
Además de recorrer la catedral y dejarte sorprender por su arquitectura, vale mucho la pena entrar al claustro, que hoy alberga el Museo Regional de Tlaxcala. El recorrido está dividido en cinco salas que te llevan por distintas etapas de la historia del estado. La primera está dedicada a la época prehispánica, con piezas como monolitos tallados, urnas policromadas, objetos de obsidiana y figuras de deidades. La segunda se enfoca en los eventos clave durante la conquista. En el claustro hay una sala con esculturas y pinturas de la época colonial, incluyendo obras religiosas que retratan escenas de la vida de San Francisco y esculturas de frailes. Como ves, es un lugar donde el arte y la historia se cruzan de una forma única. Así que la próxima vez que alguien diga que en Tlaxcala no hay nada, ya sabes que hay una catedral con siglos de historia y tan valiosa que es patrimonio mundial.
Dirección: San Francisco, Centro, Tlaxcala de Xicohténcatl, Tlaxcala


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