Cascabel es un restaurante que no solo conquista los paladares más exigentes con sus deliciosos platillos y su ambiente agradable, sino que es un sitio que sabe cómo transmitir a la perfección el amor por México y sus tradiciones culinarias.
Creado por la reconocida Chef Lula Martín del Campo, más que un sitio para comer, Cascabel es una experiencia completa que comienza desde el momento de la llegada, pues el lugar en sí es una obra de arte. Por ejemplo, al sentarte en sus mesas, podrás observar un hermoso plato de cerámica creado por Adriana Díaz de Cosío, el cual representa la forma en la que se ve el maíz a través del microscopio. Es esa atención al detalle, lo que hace de Cascabel un rincón inigualable en todos los sentidos.
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Podríamos pasarnos el día entero describiendo las impresionantes instalaciones de este lugar, en donde hermosos árboles, terrazas, ventanales y plantas contrastan con materiales como piedra, madera, detalles decorativos muy mexicanos y acentos contemporáneos que mezclan tradición con actualidad. Sin embargo, sabemos que probablemente lo que más te interesa saber es todo acerca de lo que podrás probar al asistir a este tesoro de la gastronomía mexicana.
“En la vida y en la cocina… menos es más”, es el lema de la Chef Lula. Quien rinde homenaje a su frase preferida al ofrecer opciones en la carta que destacan por su pureza y por saber precisamente ‘a lo que tienen que saber’. Ella le otorga el mayor respeto posible a cada uno de los ingredientes que utiliza, lo cual se puede percibir en cada bocado.
«Maíz, frijol y chile son los tres ingredientes protagonistas de cascabel.»
La Chef Lula además es impulsora de la preservación de la herencia culinaria de México, por lo que en Cascabel promueve el uso de ingredientes endémicos –como variedades de maíz y frijol– en peligro de extinción. Esta pasión y cuidado por cada elemento que conforma sus platillos es lo que le otorga el toque de distinción al resultado final del proceso de elaboración de cada opción en el menú.
Nuestra visita comenzó con un refrescante cóctel “Cascabel”, preparado con chile cascabel, jarabe de jamaica, jarabe natural y mezcal. La bebida insignia de la casa que definitivamente debes probar en tu visita. Posteriormente, la Chef Lula nos preparó un Ceviche Negro de Esmedregal, elaborado con este pescado blanco de gran sabor, además de una salsa negra hecha con ceniza de tortilla e ingredientes tatemados que se mezclan con tomate verde, cebolla, ajo y cilantro para un resultado excepcional. Este platillo destacó no solo por su frescura y sabor, sino por el toque especial de la ceniza de tortilla y de los ingredientes tatemados que simplemente exclaman México en cada cucharada.
Posteriormente, la chef nos envió unos Esquites Criollos elaborados con maíz rojo y azul –especies criollas de Pátzcuaro, Michoacán– y maíz blanco de Chalco, Estado de México. Servidos con un toque de mayonesa y chile que todo comensal disfrutará si desea probar una versión diferente, pero no por ello menos mexicana, de los populares esquites callejeros.
Al poco tiempo llegó a nuestra mesa una sopa de frijol vaquita rojo –especie endémica de Tlalanac–, la cual resulta muy reconfortante para la época de frío y cautiva al paladar con su textura aterciopelada. Después no sirvieron unos tlacoyos de requesón en salsa verde, acompañados con flor de calabaza. El sazón casero de su salsa, el sabor a maíz de su masa y la frescura del requesón, sencillamente coordinaban en perfecta armonía.
No podíamos irnos sin probar el mole del lugar, pues es bien sabido que un restaurante que hace buen mole es un restaurante que vale la pena recordar. Este es el caso de Cascabel, cuyo salmón con mole servido sobre una cama de granos de elote y acompañado de un toque de ajonjolí, parecía deshacerse como mantequilla en nuestra boca mientras no dejábamos de sorprendernos por la perfecta mancuerna que creaba cada uno de los elementos que componían el platillo.
Ya conocen nuestro lema: “El postre va al alma y no al estómago”. Y vaya que los postres de Cascabel nos llegaron al alma. La Chef Lula nos envió un brownie con mole y avellanas acompañado de helado de vainilla de Papantla, cuyo toque especiado y dulce al mismo tiempo fluyó a la perfección con el helado fresco y las avellanas crujientes. Sin embargo, la estrella que cerró con broche de oro nuestra comida fueron los plátanos con crema y cajeta. Un clásico que nos transportó hasta nuestra infancia y que nos maravilló con su contraste de texturas suaves y cremosas con detalles crujientes y su suave dulzura de la que difícilmente alguien podría llegar a cansarse. Definitivamente volveremos por este postre.
Describir la oferta culinaria de Cascabel no es tarea fácil, pues sus platillos combinan un sazón de hogar que probablemente te recordará a los sabores que probarías en platillos preparados por la abuela, con la diferencia de que tienen detrás la maestría y trayectoria de la Chef Lula, quien disfruta de combinar lo ancestral con lo contemporáneo para ofrecer creaciones espectaculares tanto en sabor como en técnica y presentación. Todas con un toque nostálgico que se nos traslada a los platillos más entrañables de nuestra gastronomía.
¡Coman, disfruten y compartan!