Puebla es uno de esos estados que muchas veces se pasan por alto, pero que albergan algunos de los destinos más bonitos y encantadores cerca de la CDMX, especialmente para aquellos viajeros en búsqueda de naturaleza y experiencias de conexión con el medio ambiente. Entre éstos se encuentra Atlimeyaya, un precioso pueblo que no solo destaca por su atmósfera sosegada y local, sino también por sus preciosas cascadas y escenarios naturales. ¡Te contamos todo!
Enclavado entre las montañas y el entorno natural de Puebla, Atlimeyaya es un rinconcito muy pintoresco y encantador, que muchas veces pasa desaparecido y, sin duda alguna, merece ser descubierto. Su nombre oficial es San Baltazar Atlimeyaya, ubicado en el municipio de Tianguismanalco y aproximadamente 45 minutos a las afueras de Puebla de Zaragoza –¡y a tres horas y media desde la CDMX!–, convirtiéndose en el destino perfecto para visitar de entrada por salida.
Uno de los principales atractivos de Atlimeyaya son sus hermosas cascadas, escondidas en medio del bosque y ofreciendo un espectáculo impresionante a quien tenga la fortuna de visitarlas. Aquí se pueden disfrutar baños refrescantes en las piscinas naturales que se forman en la base de sus caídas de agua, aunque la temperatura de éstas es bastante fría debido a su entorno natural; también se pueden realizar recorridos de senderismo por sus bosques de pinos y encinos.
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Otra de las actividades predilectas en Atlimeyaya es la pesca de truchas, que se puede realizar en sus diversos criaderos y granjas acuícolas. Esta experiencia es apta para personas de todas las edades, y no solo permite disfrutar un momento de conexión con la naturaleza, sino también sumergirse completamente en una de las actividades comerciales más importantes del destino. La sugerencia es acudir a un lugar que también cuente con restaurante, esto para poder disfrutar la trucha que se haya pescado.
Para quienes busquen extender su visita y pasar la noche bajo el cielo estrellado de Atlimeyaya, existen ciertos alojamientos y cabañas rústicas en los que disfrutar una estancia acogedora. Con sus impresionantes cascadas, la emoción de la pesca de truchas y la tranquilidad de sus paisajes en el bosque, este destino poco conocido en Puebla es un oasis para escapar de la vida citadina y consentirse con una escapadita mucho más pacífica.