Construido sobre el río Cher, el Castillo de Chenonceau se alza sobre el paisaje con sus muros blancos y sus elegantes torres con todo el esplendor de las grandes obras arquitectónicas del renacimiento francés. Si eres amante del enoturismo, seguro ya estás imaginando el castillo en medio de los frondosos viñedos del Valle de la Loire, y aunque en lugar de árboles de vid se rodea de jardines que parecen sacados de un cuento de hadas, sí que encontrarás catas de vino dignas de la realeza.
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El castillo se compone de una treintena de habitaciones espectaculares y bien conservadas, un vestíbulo abovedado, una gran galería de 60 metros de largo que corre sobre el río, un laberinto italiano, la habitación de la Reina Luisa de Lorena —donde la esposa de Enrique III vivió sus últimos años— y las cocinas construidas en los pilares del edificio con acceso directo al río para el suministro de mercancías. La construcción data del siglo XVI, pero el torreón y el pozo son vestigios medievales que sobrevivieron las demoliciones que se llevaron a cabo para levantar el castillo.
El lugar también se conoce como el ‘Castillo de las Damas’ por las mujeres que han recorrido sus pasillos y dejado su huella en el estilo que lucen los interiores, como la duquesa Diana de Poitiers y la noble Catalina de Médici, por nombrar solo un par de las damas ilustres que sucedieron a Katherine Briconnet, noble francesa que el 1513 ordenó la construcción del castillo.
¿Recuerdas que mencionamos la influencia de Catalina de Medici en el diseño del edificio? Pues esta se puede apreciar en la galería de dos plantas que ella misma mandó construir sobre el puente que franquea el Cher, el cual se inspira en los palacios venecianos con las estancias dispuestas a ambos lados del vestíbulo central, comunicadas por una escalera recta. Al visitar el castillo, podrás recorrer la majestuosa Galería de Medici y admirar la riqueza y refinamiento de la decoración.
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Las noches de verano, el Castillo de Chenonceau abre sus puertas para recibir al público en una caminata nocturna por los jardines iluminados llenos de rosales y naranjos que concluye en una cata con los mejores vinos de la región donde además podrás platicar con viticultores locales en una cena en L’Orangerie, el espectacular restaurante ubicado dentro del castillo.
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