La Riviera Maya se ha convertido en uno de los destinos más aclamados por los viajeros tanto nacionales como internacionales, no solo por su espíritu bohemio sino también por sus impresionantes paisajes naturales, con playas de arena blanca y aguas turquesa por un lado, y densa selva tropical repleta de la fauna más impresionante por el otro. A solo 40 minutos del aeropuerto de Cancún, Playa Maroma conserva un aire exclusivo e íntimo y una esencia natural gracias a que no existen grandes resorts en su costa. En medio de este espectáculo se inserta Chable, un hotel que fusiona el lujo con la selva exuberante de forma respetuosa, creando una experiencia única para pausar el ritmo vertiginoso de la ciudad y reconectar con nosotros mismos y el entorno.
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Una de las grandes virtudes de Chablé Maroma es que sabe apreciar el paraíso en el que se encuentra, y a partir de un diseño arquitectónico impecable y astuto a cargo de la diseñadora Paulina Morán y de una serie de amenidades y experiencias selectas pero atinadas, construye un espacio en el que el confort, el lujo y la vanguardia se fusionan con el entorno natural y cultural de este territorio milenario.
En total, son 70 villas de dos pisos las que articulan el hotel —casi todas con dos suites, una en la planta baja y otra en la planta alta—, y para acceder a cada una hay que recorrer pasillos inmersos en la vegetación del lugar. En todo el camino no encontrarás la entrada de ninguna otra habitación que no sea la tuya, lo cual significa, por un lado, privacidad absoluta, y por otro, que la naturaleza frondosa te acompañará a cada paso en tus recorridos al lobby, al spa, a los restaurantes, a la alberca y a la playa.
Aunque el diseño de las habitaciones varía un poco de una a una para amoldarse a los distintos planes vacacionales de sus huéspedes, todas cuentan con una alberca privada y una regadera exterior rodeadas de palmas y manglares, terraza, un minibar con bebidas de cortesía que se rellena una vez al día, ventanales de piso a techo para no perder de vista la selva y las camas más cómodas para asegurar un descanso sin contratiempos.
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Considerando que gran parte de la experiencia Chablé tiene que ver con un despertar sensorial que nos invita a vivir el paraíso, tiene sentido que la oferta gastronómica sea uno más de los puntos fuertes del hotel. Así pues, cuenta con tres espacios con identidades y propósitos distintos, pero que comparten un interés por conectar al comensal con el lugar del que provienen sus alimentos, asegurando ingredientes de la mejor calidad y de origen local y natural.
En primer lugar, Kaban es un espacio relajado junto a la alberca, donde se buscan platillos con estándares nutricionales balanceados que no obstante resalta la diversidad de sabores tradicionales de la región costera mexicana. Después viene Bu’ul, donde la experiencia del fine dining cobra sentido en una travesía de platillos frescos, originales y llenos de sabores que nos llevan a recorrer las zonas centro y sur de México. Su atmósfera sofisticada con espacios abiertos hacia el mar invita a disfrutar de la comida y el ambiente y gozar de las mejores sobremesas con una buena copa de vino o un cóctel exótico. Finalmente, el Raw Bar ubicado en el ‘rooftop’ de Bu’ul es ideal para contemplar los atardeceres más espectaculares de la mano de platillos que nos envuelven en la briza salada y todo el sabor del mar (siempre maridado con coctelería de autor).
Hablar de Chablé es hablar de bienestar, y por eso no se puede no mencionar el spa sumergido en la vegetación selvática que provee un refugio del exterior para brindar un espacio idóneo para reconectar con uno mismo. El programa y los tratamientos del spa honran la vida y la sabiduría ancestral que rodea el lugar, por lo que los elementos —en especial el agua— lo son todo. A través de un circuito de hidromasaje, una ceremonia del agua inspirada en la cosmovisión maya y un temazcal, este lugar está diseñado para sanar mente, cuerpo y alma.
Por último, vale la pena mencionar que en la recepción se pueden gestionar algunas actividades que te encantarán si prefieres unas vacaciones un poco más activas, como por ejemplo recorridos en kayak, paddle boarding, un tour de esnórquel por los arrecifes de la zona (la segunda barrera de coral más grande del mundo) e incluso excursiones para bucear en los cenotes cercanos.
¡Viajen, disfruten y compartan!