A tan solo unas horas de la Ciudad de México, el pintoresco Pueblo Mágico de Cuetzalan se abre paso entre las montañas cubiertas de bosques de encinos y oyameles, cafetales, cuevas, grutas, cascadas y una densa niebla que lo llena todo de un encanto espectral y del todo acogedor. Para lxs fanáticxs del ecoturismo, este lugar está lleno de experiencias que ponen a prueba al cuerpo y cuyo premio son los espectáculos naturales más impactantes.
Por otro lado, esta comunidad de raíces totonacas y nahuas mantiene vivas muchas de las tradiciones prehispánicas que llenan de identidad, autenticidad y significado tanto las actividades cotidianas com¡Vio los rituales y celebraciones. Aquí te contamos algunas razones por las que Cuetzalan es uno de los destinos más lindos que puedes conocer en un fin de semana.
¡Viajen, disfruten y compartan!
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Por su riqueza natural
Enclavado en la sierra, entre bosques, cafetales, cascadas, cuevas, grutas y la flora y fauna más impactantes, las casitas blancas y las calles empedradas de Cuetzalan se revelan como un espejismo en medio de la neblina. Su nombre hace referencia al ave mítica de las culturas prehispánicas, y es que el canto de los pájaros es una constante a lo largo del día. El pueblo mismo convive estrechamente con la vegetación, intercalando los muros de piedra con los helechos e integrando las copas de los árboles de encino y oyamel a la arquitectura de tejados rojos. Además, en el perímetro existen varias cascadas —como Las Hamacas, Las Brisas, y El Salto— ideales para lxs amantes del ecoturismo, pues en ellas se puede nadar lo mismo que practicar rappel.
Por su espíritu aventurero
Para lxs adictxs a las emociones fuertes, además de las cascadas mencionadas anteriormente, en Cuetzalan puedes aventarte de una tirolesa de más de 200 metros de largo y 30 de altura desde la cual se aprecian las vistas más impresionantes del río Cuichat. También puedes sumarte a un tour para visitar las Grutas del Sol, cuyo descenso de 80 metros revela las formaciones rocosas del Jurásico Medio (es decir, hace 186 millones de años), así como un río subterráneo y pozas que hay que atravesar nadando para continuar con el recorrido.
Por sus amaneceres de ensueño
Mientras comienza a despuntar el sol en el horizonte, notarás que las calles de Cuetzalan despiertan cubiertas de una densa neblina que acompaña a lxs más madrugadores en sus quehaceres matutinos, rumbo al mercado o al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe (también conocido como la Iglesia de los Jarritos). Por otro lado, los cafetales son uno de los grandes orgullos de la zona, y el motivo se huele desde temprano, con el aroma a café que por sí mismo basta para levantarte de la cama.
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Porque mantiene viva la tradición de Los Voladores
Esta danza asociada con la fertilidad es considerada Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO desde 2009. El ritual inicia mucho antes de que Los Voladores desciendan por los aires en un evento cargado de fuerza que atrae audiencias de distintos rincones del país y del mundo. El primer paso es buscar el árbol alrededor del cual se ha de llevar a cabo la danza: se busca uno de por lo menos 30 metros de alto y lo más erguido posible. Son los pobladores de origen totonaco y nahua quienes mantienen viva esta tradición, y el sincretismo se hace evidente desde el primer momento cuando, después de los actos ceremoniales correspondientes, llega el sacerdote a dar la bendición. Hoy por hoy, la danza está dedicada también a San Francisco de Asís, y se lleva a cabo frente al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.
Por su cocina tradicional
Como suele ser el caso con las distintas gastronomías a lo largo del país, la cocina de Cuetzalan es el resultado de un mestizaje entre ingredientes y recetas españolas e indígenas. Entre los platillos más representativos destacan la cecina ahumada, el mole, las acamayas (un crustáceo parecido al camarón), el chilpozole y los tamales de frijol y de mole. El mercado es un lugar excelente para inundarte con los sabores y los aromas característicos del lugar, pero un restaurante imperdible en tu visita es Taol, donde encontrarás comida tradicional, coctelería de autor y una atmósfera acogedora que va muy bien con el espíritu de Cuetzalan.
Por sus artesanías
Durante tu visita, no te olvides de dar una vuelta por el Mercado de Artesanías Matachiuj, donde podrás comprar algunas de las artesanías más representativas de Cuetzalan directo con los artesanos que las elaboran. Desde textiles de hilo de artisela y lana, telar de cintura, prendas de algodón, jorongos y tapetes, hasta figuras de cera y cestería. Recuerda que a principios de octubre se celebran las ferias del Huipil y del Café, las cuales valen mucho la pena por la variedad y calidad de los productos ofertados.