Dewar’s, el blended scotch más premiado del mundo, organizó hace unos días una experiencia única en Casa Lucerna, en la que los invitados pudieron conocer la historia de la marca y disfrutaron de juegos y entretenimiento al más puro estilo de sus creadores.
La primera edición del Dewar’s Club transportó la autenticidad y el estilo fresco y divertido de la marca al interior del recinto ubicado en la colonia Juárez. Con boinas, plumas, detalles en madera, tonos color caramelo y elementos antiguos, el entorno aludía a la Escocia de 1846, cuando John Dewar abrió una pequeña tienda de vinos y licores que, hoy en día, es una firma exponente del whisky con presencia global.
Un doble añejamiento es la característica principal de este whisky, lo que le confiere una suavidad inigualable y notas de caramelo y miel que hacen que probarlo sea toda una experiencia de sabores y texturas.
La temática de la celebración fue en honor a Tommy Dewar, uno de los hijos de John, quien fue conocido como el barón del whisky, pues, gracias a su personalidad extrovertida y extravagante, se convirtió en la imagen de Dewar’s. Tommy disfrutaba dar a conocer el proceso de producción del whisky y promocionar el legado de su familia en cada lugar al que asistía.
El Dewar’s Club recibió a los asistentes con una degustación de cócteles preparados con este especial whisky, entre los que destacan: el “Broticillin”, una mezcla de Dewar’s 12 años con jarabe de miel de abeja, jengibre, jugo de limón y germen de alfalfa deshidratado; y el “O’Flower Highball”, bebida con Dewar’s 12 años, St. Germain, soda y un twist de limón. Ambos drinks tienen toques frescos y enmarcan el sabor acaramelado del whisky.
El invitado de honor de este evento fue el embajador oficial de la marca, César Treviño, quien se encargó de hacer la cata de Dewar’s 12, 15 y 18 años. Al grito de Slàinte mhath! –salud en escocés–, los invitados probaron el whisky en su forma más pura. De esta manera, apenas comenzaba la celebración del denominado True Scotch.
El comediante Mau Nieto fue el encargado de darle el toque humorístico a la noche con un stand up divertido que acompañó los drinks de carcajadas.
Lo mejor llegó al final, cuando César Treviño invitó a los asistentes a divertirse en los diferentes juegos que había en el lugar: un boliche, un Jenga gigante, una máquina de garra en la que había distintos premios, un tiro al blanco. En cada actividad se daban fichas que, posteriormente, podían cambiarse por regalos.
Sin duda, fue una noche inigualable, el Dewar’s Club se convirtió en un espacio tomado de la imaginación de Tommy Dewar para homenajear a su gran familia y a su delicioso whisky. El aburrimiento del mundo exterior quedó de lado, pues fue un viaje lleno de sorpresas agradables.