La belleza arquitectónica de la Ciudad de México es un viaje en el tiempo, un museo a cielo abierto donde los edificios y lugares erigidos nos transportan a la época colonial. En sus calles y plazas, podemos encontrar una variedad de estructuras, desde imponentes edificios gubernamentales y majestuosas iglesias, hasta elegantes mansiones, palacios históricos y encantadores parques, estos vestigios coloniales no solo adornan la ciudad, sino que también preservan la esencia de una época crucial del país. Dada la riqueza y extensión de su patrimonio arquitectónico, seleccionar solo algunos de estos tesoros ha sido un desafío. Sin embargo, en este recorrido hemos elegido aquellos que, por su antigüedad y relevancia, destacan entre los más significativos.
Palacio Nacional
El Palacio Nacional es uno de los símbolos más importantes de México y un punto de referencia para los mexicanos y visitantes de todo el mundo. Se dice que con las piedras del palacio de Moctezuma, Hernán Cortés erigió su residencia en el Palacio Virreinal que hoy es este edificio. Los enormes bloques de piedra volcánica con las que los mexicas levantaron sus pirámides, fueron usados para construir iglesias, palacetes y las residencias de los conquistadores. Después de la muerte de Cortés, la Corona española adaptó el edificio como sede de la autoridad virreinal, convirtiéndolo en el Palacio Real. Durante la época colonial, el Palacio fue el centro del poder político y administrativo de la Nueva España. A lo largo de los siglos, el Palacio se enriqueció con una gran cantidad de obras de arte, mobiliario y objetos de valor, muchos de los cuales reflejan la riqueza y el poder de la Corona española. Actualmente, el Palacio Nacional es la residencia oficial del presidente de México y alberga las oficinas de la Presidencia de la República. Una parte importante del edificio está abierta al público como museo, donde se exhiben murales de Diego Rivera y otras obras de arte que narran la historia del país.
Dirección: Plaza de la Constitución S/N, Centro Histórico, Cuauhtémoc.
Catedral Metropolitana
La Catedral Metropolitana es una de las catedrales más grandes y antiguas de América. Su construcción comenzó en 1573 y se prolongó hasta 1813, lo que significa que convivió con diferentes estilos arquitectónicos, como el gótico, el plateresco, el barroco y el neoclásico, esta fusión refleja la evolución de la arquitectura en la Nueva España. Fue construida sobre los restos del Templo Mayor de Tenochtitlan, la antigua capital azteca, lo que la convierte en un lugar de gran significado histórico y cultural. Durante siglos, la Catedral ha sido el centro religioso más importante de México. En su interior encontrarás una gran cantidad de obras de arte religioso, como retablos, esculturas y pinturas. También resguarda tesoros históricos como la pila bautismal donde fue bautizado el primer indígena convertido al cristianismo. Su belleza arquitectónica es una ventana al pasado colonial del país.
Dirección: Plaza de la Constitución S/N, Centro Histórico, Cuauhtémoc.
Palacio de Iturbide
El Palacio de Iturbide es otra joya arquitectónica de la Ciudad de México, con una historia y características muy particulares. Fue construido entre 1779 y 1785, este imponente edificio es un claro ejemplo del estilo barroco mexicano. Destaca por su combinación de cantera y tezontle rojo, materiales típicos de la arquitectura novohispana. Originalmente fue construido como residencia para la familia Moncada-Jaral de Berrio, el palacio era un símbolo de opulencia y poder durante la época colonial. Su nombre actual se debe a Agustín de Iturbide, quien lo habitó entre 1821 y 1823, antes de ser coronado emperador de México. A lo largo de los siglos, el Palacio de Iturbide ha tenido diversos usos: colegio de minería, hotel y oficinas. En 1964, el Banco Nacional de México adquirió el edificio y lo restauró, convirtiéndolo en un espacio cultural. El interior del palacio conserva muchos de sus elementos originales, como los patios, los salones y las escaleras, que te transportan a otra época. Hoy en día, alberga el Palacio de Cultura Citibanamex, que ofrece exposiciones, conciertos y eventos culturales.
Dirección: Av Francisco I. Madero 17, Centro Histórico, Cuauhtémoc.
Casa de los Azulejos
La Casa de los Azulejos es uno de los edificios más emblemáticos y hermosos del Centro Histórico de la Ciudad de México. Fue construida a mediados del siglo XVIII, esta impresionante mansión originalmente perteneció a los condes del Valle de Orizaba. Su nombre se debe a la hermosa fachada recubierta de azulejos de talavera poblana, que la distingue de otros edificios de la época. Su estilo arquitectónico es barroco, con elementos mudéjares y churriguerescos. La combinación de la cantera, el tezontle y los azulejos crea un juego de texturas y colores que la convierte en una verdadera obra de arte. Al interior, la casa conserva muchos de sus elementos originales, como patios, salones y escaleras, destaca también un mural de José Clemente Orozco que adorna una de sus escaleras. A lo largo de los años, la Casa de los Azulejos ha tenido diversos usos: residencia familiar, sede de instituciones gubernamentales y, desde principios del siglo XX, es la casa matriz de Sanborns. La llegada de Sanborns transformó a la Casa de los Azulejos en un lugar de encuentro para la sociedad mexicana donde se pueden disfrutar de deliciosos platillos y sumergirse en la atmósfera histórica del lugar.
Dirección: Av Francisco I. Madero 4, Centro Histórico, Cuauhtémoc.
Antiguo Colegio de San Ildefonso
Este edificio es una joya arquitectónica con una historia profundamente arraigada en la época colonial. Fue fundado en 1588 por los jesuitas como una de las instituciones educativas más importantes de la Nueva España. Servía como seminario para los estudiantes de la congregación y se convirtió en un centro de conocimiento y cultura. El edificio que podemos admirar hoy en día es resultado de reconstrucciones realizadas a finales del siglo XVIII. Su arquitectura barroca, con patios, claustros y fachadas de cantera y tezontle, son un fiel reflejo del estilo arquitectónico de la época colonial. Durante siglos, el colegio fue un espacio de formación de intelectuales y líderes. Sus aulas vieron pasar a destacados personajes de la historia de México. Una de las características más distintivas del colegio son los impresionantes murales realizados por los grandes maestros del muralismo mexicano, como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Estos murales, creados entre 1922 y 1940, convirtieron al colegio en un referente del arte mexicano del siglo XX. Actualmente, el Antiguo Colegio de San Ildefonso es un importante centro cultural que alberga exposiciones temporales, conferencias, talleres y eventos artísticos.
Dirección: Justo Sierra 16, Centro Histórico de la Ciudad de México.
Alameda Central
La Alameda Central es uno de los parques más antiguos y emblemáticos de la Ciudad de México, con una rica historia que se remonta a la época colonial. Fue fundada en 1592 por el virrey Luis de Velasco II, inspirado en los jardines europeos de la época. Su objetivo era crear un espacio de esparcimiento y ornato para la ciudad, siguiendo el modelo de la Alameda de Hércules en Sevilla. Desde sus inicios, la Alameda fue un lugar de reunión para la sociedad novohispana, la alta sociedad se reunía aquí para pasear, charlar y disfrutar del aire fresco. Durante la época colonial, la Alameda era un lugar exclusivo para la alta sociedad, incluso existía una clara división social, y la gente común no tenía acceso al parque. A lo largo de los siglos, la Alameda ha sufrido diversas transformaciones, se han agregado y removido elementos, se han cambiado las especies de plantas y se han construido monumentos y fuentes. Hoy en día, la Alameda Central es un pulmón verde en el corazón de la capital y un lugar donde los ciudadanos pueden relajarse, hacer ejercicio y disfrutar de la sombra de los árboles.