Si eres fan de los noodles seguro vas a querer visitar Fideo Gordo. Este lugar tiene una mezcla increíble de ingredientes locales con recetas de familia que muestra la versatilidad de la cocina nikkei. Su creador Eduardo Nakatani es un cocinero que ama experimentar y lo muestra en un proyecto que lleva su toqué personal. Noodles caseros elaborados a mano que puedes comer en una barra enorme como si estuvieras de invitado en su propia casa. Acompáñanos a descubrir este nuevo spot en CDMX.
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Fideo Gordo no es un restaurante más de cocina japonesa, ya que aquí encontrarás dos tipos de udon: el tradicional o ‘sanuki udon’ y ‘obi’ – este último lleva ese nombre porque es similar a las fajas de los kimonos –, es un tipo de ‘fideo grueso’ único en Japón, que se elabora a mano. El nombre del restaurante también deriva de ese tipo de fideo y tiene un significado muy especial para la familia de Nakatani, ya que era un alimento común en casa durante su infancia. Su estilo desenfadado entre coloridas mesas, platos de casa de la abuela y una barra enorme, hacen de Fideo Gordo una mezcla cultural de sabores orientales con toque mexicano única en la zona.
Lo que caracteriza a Fideo Gordo, sin duda, es el ‘udon’. Noodles frescos que se elaboran especialmente para ellos por un chico japonés que cuenta con la maquinaria necesaria; ya que estas masas son muy difíciles de trabajar en el restaurante. Es por eso que solo en Fideo Gordo encontrarás noodles enormes llenos de sabor y con combinaciones nunca antes vistas. Este restaurante de comida nikkei-mexicana, juega con la versatilidad del udon – ya que al ser un fideo base, se puede integrar a nuevos sabores –. Tienen un tempura udon que es muy tradicional y otro con el toque de Nakatani que es picosito; este último se hace con lomo de cerdo y moronas de chicharrón; además de un obi udon con barbacoa.
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En la barra también puedes ir a tapear muy al estilo Fideo Gordo, ya que ofrece diversas entradas para acompañar tu sake. Por eso puedes encontrar shishitos asados con salsa de zanahoria, miso y jengibre; o unos crudités con dip de nuez, y el taquito de sushi. Todo haciendo referencia a las cenas en casa, algo muy relajado de las mesas japonesas. Es por eso que este lugar además de apapacharte, te dejará ver parte de ese encanto familiar que caracteriza a todos los proyectos del chef. Además del restaurante, Nakatani cuenta con una marca de salsas llamada Iki, que también tienen esa mezcla cultural en la receta con ingredientes nacionales y el toque japonés de Edo.
El lugar es otro aspecto importante del proyecto, ya que ellos necesitaban tener un espacio cómodo y acogedor. Es por eso que se decidieron por este local con vista al Jardín Pushkin, el cual fue diseñado por Karla Valdivia Nakatani quien le dio un toque como de casa de los abuelos. Aquí el chef busca que se genere un espacio de convivencia para que sus colaboradores se sientan en familia y puedan seguir aprendiendo. Es por eso que cuando visites este lugar, te vas a sentir como en casa de un amigo, en donde la comida es el vínculo para momentos inolvidables.
