Ubicado en el corazón de Estados Unidos, Colorado es un estado que sorprende con la variedad y la belleza de sus paisajes, la calidez de su gente y la autenticidad de sus rincones. A menos de dos horas de Denver, Fort Collins se presenta como un pueblito encantador lleno de propuestas locales que te hará sentir como un personaje de tu serie o película favorita. Su magia es tal, que este es el sitio que inspiró el diseño de Main Street en Disneyland, California.
Una gran ciudad con espíritu de pueblito
A pesar de que Fort Collins es la segunda ciudad más grande de Colorado, conserva la atmósfera apacible de los pueblos más pequeños. Además, las normas de construcción establecen una altura máxima para que ningún edificio bloquee las vistas de las montañas que rodean el poblado. Mejor conocido como Old Town, el centro de Fort Collins ofrece banquetas amplias flanqueadas por construcciones de ladrillo que revelan una enorme variedad de restaurantes y negocios locales.
La avenida principal de Fort Collins también conserva varios edificios de finales del siglo XIX e inicios del XX, con un estilo victoriano que durante mucho tiempo caracterizó a los poblados más prósperos de Estados Unidos. En la década de 1950, Walt Disney decidió materializar su sueño de crear una tierra de fantasía para hacer realidad la magia de sus películas, y para ello contrató a Harper Goff para ayudarlo con el desarrollo conceptual de las instalaciones de Disneyland, California. Originario de Fort Collins, Goff se inspiró en edificios como el banco, el City Hall y la estación de bomberos de su pueblo natal para dar vida a los sueños de Disney en Main Street, Disneyland.
Una atmósfera auténtica y deliciosa
Si bien las réplicas de Disneyland atraen mucho más turismo que los edificios originales de Fort Collins, estos últimos no dejan de estar llenos de vida. En esta ciudad —que además es sede de la Universidad Estatal de Colorado— se respira una atmósfera auténtica y una comunidad sólida y orgullosa de sus raíces. Si bien es cierto que aquí no faltan las cadenas y marcas internacionales, también es muy fácil encontrar comercios y restaurantes locales para conocer la cara más genuina del destino.
Si eres de lxs que prefieren los souvenirs comestibles, aquí encontrarás varios lugares para consentir a tus papilas gustativas, comprar recuerdos para tus seres queridos y de paso apoyar la economía local. Por ejemplo, quesos artesanales y vinos de pequeños productores de The Welsch Rabbit, sidra de montones de sabores y comida apapachadora en Locust Cider, y una variedad increíble de salsas picantes en The Hot Sauce Realm. Si eres amante de la cerveza artesanal, no te olvides visitar New Belgium, una cervecería local que aunque se inspira en los estilos cerveceros belgas, siempre busca mantenerse un paso a la vanguardia de la industria.
Ginger and Baker: un granero con más de cien años de historia
Finalmente, otra parada imperdible cuando visites Fort Collins será Ginger and Baker, un espacio gastronómico ubicado en un antiguo granero que desde 1905 fue el pilar alimenticio de la comunidad. Hoy por hoy, cuenta con distintos conceptos culinarios y una atmósfera cálida y acogedora ideal para ir a desayunar, comer o cenar. Por un lado, una cafetería con clásicos de la cocina americana y delicioso café para tomar ahí mismo o para llevar. En el segundo piso, The Cache es un espacio donde los cortes de carne se maridan con 130 etiquetas de vino distintas con una cocina al más puro estilo de Colorado, mientras que The Rooftop es un bar al aire libre con opción de cerrar los domos en la época de frío, donde podrás disfrutar de una atmósfera íntima con chimenea y una gran pantalla para ver los partidos más emocionantes.
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