Recetas tradicionales elaboradas con productos de la más alta calidad, porciones bastas, cocina arraigada a la tierra y un sabor coherente con lo que tiene que saber. Estas son son solo algunas formas de describir la cocina vasca.
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Afortunadamente, en la Ciudad de México ya es posible encontrar un templo gastronómico que rinde el más fiel homenaje a la cocina de esta región, sin dejar atrás los acentos de actualidad –presentes en todas sus preparaciones–. Se trata de Gorka Altamar, un espacio en donde el Chef Gorka Bátiz cuenta una historia de amor por la comida, a través de todas y cada una de sus creaciones.
Desde el clásico Txuletón hasta extraordinarias interpretaciones de las recetas familiares de la abuela, son algunas de las opciones que encontrarás en Gorka Altamar. Todo con un giro muy innovador que se desprende de las influencias de grandes exponentes de la cocina contemporánea, como Juan Mari Arzak, mentor y amigo de Gorka, con quien trabajó de la mano en el aclamado restaurante Tezka de la Ciudad de México.
Ahora, el Chef Gorka Bátiz se encarga de regalarnos a todos los mexicanos un pedacito del País Vasco con un restaurante en donde no solo es posible disfrutar de especialidades que destacan por su espléndido sabor, sino que se ofrece lo mejor de dos entornos. Uno con una amplia terraza para disfrutar de una tarde cálida y otro al interior que resulta especialmente adecuado para largas pláticas nocturnas. Lo anterior, acompañado de confortables sillas para ponerse cómodo mientras le das un trago a una buena copa de vino Chacolí (Txakoli).
Para este punto, es necesario decirte que en Gorka Altamar tienen el mejor txuletón de la CDMX. El cual llega hasta tu mesa preparado al punto para que puedas disfrutar de todo el sabor, los jugos y la suavidad de la carne. Durante tu visita, te recomendamos que inicies con unas melosas croquetas de jamón con bechamel y que no te pierdas sus pimientos del piquillo, rellenos con estofado de bacalao. Para calentar motores, acompáñalos con uno de sus extraordinarios gins –nosotros probamos el de frutos rojos, el de eucalipto y el de manzana con almendras tostadas–.
Si eres tan fanático del queso como nosotros, no te puedes perder sus alcachofas con salsa de queso Idiazábal, jamón y almendras. Probablemente dejarás el plato limpio. Por otro lado, si prefieres una sopa reconfortante, te recomendamos la crema de espárragos con puré de papa y jamón ibérico, será como terciopelo en tu paladar.
Posteriormente, llegará el momento de ordenar el plato fuerte. No te puedes ir de Gorka Altamar sin probar alguna de sus opciones de mar, pues en seguida notarás la frescura de su pesca. Nosotros probamos la Lubina en salsa verde con mejillón y camarón, cuya textura le permite fundirse como mantequilla y prácticamente hacer que el cuchillo quede en desuso. Si para este punto te resulta un tanto peculiar pensar en un pescado bañado en salsa verde, te tenemos la noticia de que la salsa que preparan en Gorka es muy diferente a cualquiera que encontrarías en un restaurante mexicano, pues está elaborada con vino blanco, perefil y fondo de pescado.
Si quieres que te digamos la verdad, tenemos nuestros consentidos cuando se trata de postres en la Ciudad de México, y uno de ellos es definitivamente el Soufflé de queso Idiazábal que sirven calientito hasta tu mesa en Gorka Altamar. ¿La razón? Siempre llega con la cocción perfecta, fundido por dentro y esponjoso por fuera. A pesar de ser dulce, permite distinguir perfectamente los acentos del queso. Y lo mejor de todo, es que está inspirado en la receta de la abuela de Gorka, quien lo preparaba con nata y que, gracias a ella, hoy pueden disfrutar de la receta todos los comensales que asisten a este templo de la comida vasca.
Nosotros acompañamos el postre con un extraordinario café Cartujano –debemos hacer una pausa aquí para contarles que en Gorka tienen un café de excelente calidad– pero si lo que deseas es recuperar las energías para una noche joven, no olvides pedir alguno de sus carajillos, pues los preparan con diferentes digestivos para que pruebes una versión muy diferente a la que está acostumbrado.
Ir a Gorka Altamar es transportarte hacia otro continente sin moverte desde tu confortable silla, es ir a comer a la casa de un buen amigo, es revivir las recetas y los sabores tradicionales de la abuela, es experimentar con las técnicas culinarias más actuales. Ir a Gorka es una experiencia que todo amante del buen comer y del buen beber debe experimentar por lo menos una vez en la vida.
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