Tener la oportunidad de conocer una cultura completamente distinta a través de la gastronomía es un manjar que pocas veces es posible disfrutar si constantemente optas por los lugares «de siempre» a la hora de decidir en dónde comer. Afortunadamente, la Ciudad de México hospeda algunos de los lugares más extraordinarios –y muchas veces inexplorados– para poder descubrir nuevos sabores y tradiciones culinarias.
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Uno de estos lugares –y con sinceridad de nuestros favoritos desde que lo probamos– es Guli Hagadol, un espacio dedicado a rendir homenaje a la gastronomía del Medio Oriente con influencias de cocinas como la iraquí, la israelí, la libanesa, la yemenita y la marroquí, entre otras. Su Chef y creador, Guli Dabas, es un apasionado de la cocina de tiempos bíblicos y un incondicional adepto a rescatar las recetas que marcaron su vida para poder presentárselas a todo aquel que asiste Guli Hagadol.
Durante nuestra visita al lugar, no solo nos maravillamos con la decoración estilo mediterráneo, en donde el color blanco puro es el principal protagonista y detalles florales en las mesas te hacen sentir en seguida en casa. Podríamos hablar durante horas de su espectacular música, especialmente seleccionada para que todas las edades puedan disfrutarla, o quizá de su espléndido y amable servicio, pero probablemente para este punto ya desearás saber acerca de sus platillos. En ese caso ¡al grano!
Lo primero que probamos fue una refrescante limonada con menta, una bebida que nos trajeron casi como si hubieran sabido que es uno de nuestros drinks favoritos para el calor. Posteriormente, llegó frente a nosotros la espectacular y basta Selección Especial de Ensaladas y Encurtidos. Para este punto, cabe destacar que los platillos de Guli Hagadol están diseñados especialmente para compartir, por lo que generalmente te traerán los platos al centro para que puedas probar diferentes opciones y decidir cuál es la que más te gusta.
La selección especial consiste en los siguientes platos: Salsa tahina, hummus tradicional de garbanzo, salsa roja harissa, salsa verde schug, cremoso de ajo y almendras, mango con verduras y rajas encurtidos, pepinillo persa encurtido, zanahoria marroquí (blanqueada y acompañada con paprika, limón y perejil), ensalada israelí (con pepino, jitomate, perejil y cebolla cambray), ensalada de col agridulce (con col rayada, vinagre de vino blanco, limón, cebolla cambray y un toque de azúcar), Baba Ganush (nuestro favorito elaborado con berenjena tatemada con pasta tahina), Mama Ganush (otro favorito elaborado con puré de betabel y un toque de salsa harissa), berenjena frita, omelette iraquí (un descubrimiento que ahora no podrá faltar en nuestra dieta), falafel y laffa natural con aceite de oliva y zatar.
En este lugar absolutamente todo es casero y se elabora con especial atención al detalle. Desde las salsas hasta la pita y la laffa, ambas horneadas en la casa, lo cual logra que a pesar de estar probando una comida tan diferente, logres identificarte con el sazón a hogar y a tradición. Y así fue, con cada bocado sentíamos que estábamos del otro lado del atlántico y al mismo tiempo muy cerca de casa. Incontables sabores, incontables ingredientes e incontable pasión por compartir con la gente a través de la comida, es lo que encontrarás en este lugar.
Posteriormente llegó el Kebab de cordero y res, una brocheta de carne molida a la parrilla sazonada con cebolla, ajo y perejil. Su sabor es extraordinario y lo mejor de todo es que –al igual que todos los platos fuertes– lo acompañan con jitomate, cebolla morada y chile verde a la parrilla. Aunque si deseas pecar, puedes solicitar que cambien todo lo anterior por unas espléndidas papas a la francesa.
Siempre decimos que el postre va al alma y no al estómago, y en Guli nos sirvieron un postre que no solo cautivó nuestra alma, sino nuestro corazón. El «Manjar del desierto» es la especialidad de la casa que preparan con helado de vainilla, miel de dátil y nuez. Parte de lo que hace tan maravilloso a este platillo no solo es que imprime un pedazo de historia y de la personalidad del mismo Guli Dabas, sino que está elaborado con miel de dátil casera, una especialidad de la familia Dabas que puedes adquirir en frasco para llevarte a tu casa. La grandeza de este ingrediente es que no solo es saludable sino que su receta original está tan bien resguardada que muy pocas familias la conocen. Guli Hagadol es el único lugar de México que produce su propia miel de dátil casera –cosa que nos hace disfrutarla aún más–.
¿Después de leer esto aún sigues en casa? Sal de ahí y descubre el Medio Oriente con Guli Hagadol. Más que un restaurante, es una historia que contar.
¡Coman disfruten y compartan!