Ubicada en Espitia —uno de los nuevos Pueblos Mágicos de Yucatán—, la Hacienda Kancaba es un paraíso bucólico para reconectar con la naturaleza en medio de los frondosos paisajes selváticos de la península. Aunque tanto la plantación como el edificio datan del siglo XIX, el huerto ha recuperado sus suelos vivos y su color a partir de la permacultura y las prácticas de cultivo sostenibles, y la Casa Principal ha sido cuidadosamente restaurada para recobrar su esplendor de antaño y al mismo tiempo ofrecer una estancia cómoda para sus huéspedes. Y para completar la experiencia y la reconexión con el entorno, cuenta con su propio cenote privado rodeado de naturaleza.
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La Casa Principal de Hacienda Kancaba es el increíble casco renovado de una hacienda decimonónica cuya renovación respeta la arquitectura original, pero integra algunos elementos modernos para hacerla más cómoda (sin perder su esencia sencilla y rural). La casa puede albergar hasta diez huéspedes a lo largo de sus cinco habitaciones, de las cuales una —la principal— se encuentra en la planta baja y cuenta con aire acondicionado, mientras que las otras cuatro están en el piso superior —con vistas privilegiadas hacia los jardines— y tienen techos altos y ventiladores para mantenerlas frescas.
Uno de los principales quehaceres y atractivos de Hacienda Kancaba es su granja totalmente orgánica que se rige por los principios de la permacultura, la conservación y la sostenibilidad. La abundancia de estas tierras es abrumadora, con colores y aromas tan vivos que parecen sacados de una película de tecnicolor, pero que en realidad son producto de todo un proceso que busca entender y respetar el ecosistema y sus dinámicas naturales. Además de las frutas y verduras que se cultivan en el huerto, aquí se crían pollos, ovejas, gansos y abejas de miel —los cuales, por supuesto, añaden al encanto bucólico y a la experiencia rural—.
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Dentro de la hacienda también podrás ver otros edificios históricos de la época en la que la propiedad fungía como un expendio de azúcar, como la antigua escuela y la capilla. Pero definitivamente destaca el cenote privado parcialmente cubierto, con un muelle desde el cual se pueden ver pasar las nubes mientras disfrutas de un refrigerio al aire libre, así como los caminos forestales que atraviesan los terrenos selváticos para explorarlos ya sea a pie o en bicicleta.
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