Traspatio Maya: del autoconsumo a la soberanía alimentaria en Yucatán

La península de Yucatán es un paraíso en el que la vida brota de la tierra para dar más vida. La agricultura de traspatio consiste en un huerto detrás de las casas, en el cual se cultivan los alimentos para dar de comer a las familias. Este tipo de modelo de autoconsumo es fundamental para alcanzar la soberanía alimentaria de las comunidades, es decir, que sean ellas mismas quienes lleven las riendas de su alimentación. 

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Traspatio Maya es una plataforma creada para representar a diferentes productores de la península. Estos se dividen en cuatro grandes grupos, según los productos que comercializan: miel melipona, maíz criollo, sales de Celestún y hortalizas. El proyecto, sin embargo, no surgió con el fin de comercializar estos productos, sino de apoyar a los pequeños productores para asegurar su práctica y garantizar la comida en sus mesas. A partir de la organización de los grupos, el desarrollo de habilidades y conocimientos y la recuperación de prácticas ancestrales, esta iniciativa busca crear una red comunitaria cuyo eje principal sea la alimentación.  

@traspatio.maya

El proyecto tuvo tal éxito que no solo se satisficieron las necesidades de autoconsumo, sino que se empezaron a generar excedentes. Fue entonces cuando surgió Traspatio Maya —una iniciativa de Fundación Haciendas del Mundo Maya—, preguntándose cómo vincular esta producción con posibles consumidores, siempre bajo el marco de la economía social solidaria y del comercio justo. 

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A la par de todo esto, la demanda del sector gastronómico por productos locales y sustentables comenzó a incrementarse, gracias a la influencia, en gran medida, del chef René Redzepi y la temporada del restaurante Noma en Tulum. Así pues, el problema de los agricultores se solucionó con esta nueva necesidad de los restauranteros, logrando concretar el eslabón que faltaba entre los excedentes y los consumidores. De esta forma, no solo esta comida ya no se desperdiciaría, sino que además las comunidades podrían contar con un ingreso justo y sostenible

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Otro factor fundamental de la agricultura de traspatio y, específicamente, de Traspatio Maya es el compromiso con la ecología, pues todo lo que se cosecha en este sistema está cultivado con prácticas agroecológicas que cuida mantener un balance dentro del ecosistema de la comunidad y respetar los ciclos en la naturaleza. Además, el consumo local está fuertemente relacionado con la sustentabilidad, pues no hace falta transportar los alimentos y, por lo tanto, hay menos contaminación y menos pérdidas. 

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El impacto social del proyecto puede observarse en los vínculos entre las personas de las comunidades y su práctica, pues se resignifica por completo el trabajo del campo, la cocina y los cuidados. En el caso de las hortalizas, se trabaja sobre todo con mujeres cuya labor principal quizá no es ser productoras, pero que pueden sostener a sus familias y procurarse un ingreso justo a partir de esta actividad. En el caso de la miel melipona —endémica de la región—, se refuerzan los lazos comunitarios, pues los meliponarios son estructuras complejas y costosas que suelen atenderse de forma colectiva, y la miel que se cosecha (una o dos veces al año) se reparte de forma equitativa. 

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Al mismo tiempo que se busca la circulación y la recuperación del conocimiento, la organización se adhiere a estándares de calidad estrictos, y fomenta la capacitación y profesionalización de todos los productores de la mano de personas e instituciones especialistas. Este es un proceso de transformación constante, y aunque algunas herramientas se han ido modernizando, todo sigue muy centrado en la tradición

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Así pues, la base de Traspatio Maya es compartir y entender a todos los involucrados en las cadenas alimentarias —quienes producen, quienes cocinan, quienes comen— como parte de un mismo conjunto. Al entender al productor como consumidor primario, devolvemos a las prácticas agricultoras no solo el reconocimiento que merecen, sino la dignidad de ser un pilar fundamental de la subsistencia de las ciudades. Tener soberanía alimentaria es el primer paso hacia otros tipos de soberanías (económicas, sociales y políticas). Porque todo empieza y termina en la comida, en alimentar las manos que cultivan. 

Foto: @traspatio.maya