Los 5 hoteles históricos más emblemáticos en la CDMX

Muchos de los edificios de la Ciudad de México son un reflejo de la fascinante historia de esta metrópolis. Quizá las paredes no hablen, pero definitivamente tienen algo que contar, y basta con cruzar las puertas para de estás construcciones para sentir la nostalgia, pero también la grandeza del pasado, inundando cada rincón. Ya sea que quieras hospedarte en estos hoteles históricos emblemáticos de la CDMX o solo visitarlos para comer, seguro sentirás que viajas en el tiempo. 

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Geneve 

Desde su apertura en 1907, este hotel en la Zona Rosa fue el más moderno de la ciudad: con tu tintorería, operadora, elevador, cancha de tenis, y teléfonos y baños en todas las habitaciones. Pero la modernidad no sé limitaba a las amenidades, pues también fue uno de los primeros hoteles de buena reputación que abrió sus puertas a mujeres que desearan hospedarse solas. Incluso se dice que en su restaurante se sirvió el primer sandwich en México. Durante la Revolución Mexicana, fue declarado territorio neutral para hospedar embajadores y figuras internacionales en medio del fervor político. 

Seminario 12 

Está construcción data de mediados del siglo XVII y es la vivienda familiar habitada más antigua de toda la ciudad. Está ubicado a un costado del Templo Mayor, con vistas privilegiadas a la Catedral Metropolitana. El inmueble se construyó encima del que en tiempos mexicas fuera el templo ceremonial de Tezcatlipoca, y hace apenas tres décadas los dueños actuales lo sometieron a una restauración intensa para conservar todo el esplendor colonial en esta locación privilegiada en el Centro Histórico. Precisamente por su pasado doméstico, el hotel es minúsculo y acogedor, y puede alojar hasta ocho personas en sus tres suites.

Gran Hotel de la Ciudad de México

Este edificio con el más exquisito estilo Art Nouveau es una de las joyas arquitectónicas del Porfiriato. Se inauguró en 1899 como uno de los primeros grandes almacenes comerciales de la ciudad, que pronto se convirtieron en un referente tanto entre locales como entre turistas y llegaron a ser los más importantes de América Latina. Algunos de sus atributos principales son el vitral Tiffany —el cuarto más grande del mundo, con más de 20 mil cristales de colores— que corona el edificio y que se puede apreciar desde el lobby, sus elevadores de rejillas que muestran un trabajo de herrería impecable (y que también dieron los primeros elevadores que funcionaron en México), y el enorme candil tipo Luis XV (donación del propio Porfirio Díaz). Diez años después de que cerrara el Centro Mercantil, el edificio se convirtió en hotel, cuyas 60 habitaciones se han ido remodelando para conservar el estilo original pero con amenidades modernas. 

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Hotel Gillow 

Ubicado junto al Templo de la Profesa —a una cuadra del Palacio de Bellas Artes—, este edificio pertenecía originalmente a la orden Jesuita, pero tras la promulgación de las Leyes de Reforma, fue expropiado y puesto en venta. El joyero británico Tomas Gillow lo adquirió en 1869 y menos de diez años después se inauguró este hotel que opera hasta el día de hoy. La construcción original constaba únicamente de tres pisos, pero hacia 1930 el nuevo dueño inició los proyectos para añadir otros tres pisos a la estructura y remodelar los interiores con el estilo art decó de la época. 

Hotel Majestic 

Este hotel se encuentra sobre el Portal de Mercaderes en el zócalo capitalino, y cada uno de sus siete pisos está envuelto por balcones con las mejores vistas hacia la avenida Madero por un lado, y a la Catedral Metropolitana y al Palacio Nacional por el otro. El lobby conjuga madera tallada, bronce, cantera y talavera para rendir homenaje a los materiales más emblemáticos de nuestro país. Si estás buscando un buen spot para tener vistas espectaculares del zócalo para ver ‘el grito’, el desfile del 20 de noviembre o la iluminación navideña, la terraza en el séptimo piso es el sitio ideal.