Cuando los españoles llegaron a América, se encontraron con una tierra poblada con distintos pueblos y culturas con sus propios gobiernos y relaciones diplomáticas. En la zona central de lo que hoy es México, el imperio mexica dominaba la región. Sin embargo, un poco más hacia el norte, el imperio purépecha fue una civilización que se mantuvo soberana y nunca fue sometida por los mexicas. El triángulo de poder de este imperio se concentraba entre Pátzcuaro, Tzintzuntzan e Ihuatzio. Aunque los primeros dos sitios han sido bastante estudiados, el último todavía guarda muchos secretos.


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El origen de Ihuatzio
A pesar de que Ihuatzio fue uno de los bastiones del poder purépecha, sus orígenes se remontan incluso más atrás de la llegada de este pueblo, cuando la zona estaba habitada por grupos de habla náhuatl con influencias toltecas que vivían en las islas y riberas del Lago de Pátzcuaro. Sin embargo, los asentamientos comenzaron a crecer con el arribo masivo de grupos purépecha que fundaron en Ihuatzio la primera sede de su imperio. Posteriormente, la ciudad continuó siendo un punto de poder junto con Pátzcuaro y Tzintzuntzán. Eventualmente, su poder se extendería por gran parte de Michoacán y algunas regiones de Jalisco, Guanajuato y Guerrero.

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Las particularidades de Ihuatzio
A pesar de que Ihuatzio se desarrolló de la mano de Pátzcuaro y Tzintzuntzán, esta ciudad tuvo varios elementos que la distinguieron de sus hermanas. En primer lugar, los ‘huatziri’, caminos elevados o muros-calzada que servían para delimitar espacios, pero también como senderos para transitar por la ciudad. En segundo lugar, tenemos su enorme Plaza de Armas, con dos pirámides gemelas conocidas como Yácatas. Se piensa que ese espacio pudo utilizarse también como cancha para el juego de pelota, o bien, como mercado.

Sin embargo, lo que realmente hace único este sitio, es la presencia de escultura monumental. Y es que ni en Pátzcuaro ni en Tzintzuntzán —ni en ningún otro sitio arqueológico alrededor del Lago de Pátzcuaro— se han encontrado estos elementos. Desde inicios del siglo XX, se han descubierto cuatro esculturas de chac mool y tres representaciones de coyotes talladas en roca basáltica. Vale la pena destacar que, de las 84 estructuras identificadas en Ihuatzio, solo siete han sido expuestas al público, por lo que esta antigua ciudad purépecha todavía guarda muchos secretos pendientes de revelar.


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