Existen pocas cosas tan reconfortantes como poder probar una platillos elaborados con ingredientes frescos y de la más alta calidad. El sabor de un vegetal recién cosechado o de un pan rústico que acaba de salir del horno es algo que rebasa cualquier expectativa y que difícilmente es posible encontrar en un lugar distinto a casa. Sin embargo, hay un refugio gastronómico en la Ciudad de México que logra ofrecer esta experiencia; se trata de Market Kitchen, ubicado dentro del hotel The Westin en Santa Fe.
Al tener un concepto farm-to-table o «de la granja a la mesa», este restaurante cuida de forma exhaustiva la selección de sus ingredientes y el proceso de elaboración de cada platillo, lo cual le ofrece tanto a viajeros como a comensales ávidos de sazón de hogar un espacio que no solo destaca por su menú variado y excepcional para el paladar, sino por sus confortables instalaciones que mezclan una tendencia acogedora/casual con toques contemporáneos que se acompañan de hermosas vistas hacia el bosque, amplios ventanales, terrazas para sentarse con amigos y espacios para disfrutar ya sea de un tentempié o de un festín completo.
El menú de Market Kitchen está inspirado en los grandes éxitos culinarios del afamado Chef francés Jean-Georges Vongerichten, mismos que son traídos hasta nuestro país de la mano del Chef de Market Kitchen Ciudad de México, Fernando Labra Degante. Gracias a él, cada opción de la carta culmina en una maravillosa experiencia dedicada a satisfacer los gustos de cada visitante.
Nuestra experiencia:
Poco después de que llegamos a este restaurante, nos ofrecieron una tabla de quesos artesanales y charcutería con opciones como jamón de Jabugo, queso cabrero, oveja añejo y flor de Atlixco, entre otras. Nosotros recomendamos que al ir ahí, acompañes esta delicia con una buena copa de vino y un poco de pan recién horneado. Esta entrada por sí sola ya comprende toda una experiencia culinaria.
Posteriormente, el Chef Fernando nos deleitó con uno de los platillos favoritos del lugar y por supuesto una de sus especialidades: la pizza de trufa negra con queso fontina que salió del horno frente a nuestros ojos para terminar en nuestra mesa. Este es el imprescindible si te encantan los sabores refinados pero que al mismo tiempo cuidan la tradición. A los pocos minutos, llegó una tártara de salmón con aguacate, rábano picante y aderezo de jengibre ‘salseado’ en la mesa, mismo que nos deleitó con su frescura y contraste de sabores perfectos para acompañar una buena charla vespertina. La opción que todos disfrutarán.