¿Te has preguntado cuál es la fórmula secreta para que un restaurante sea tan exitoso? Son muchos los aspectos a considerar: su concepto gastronómico, su diseño arquitectónico, el servicio al cliente y, por supuesto, la comida. Sencillamente, un buen restaurante siempre tiene algo qué decir, y cuando su espacio y sus platillos hablan por sí mismos en un lenguaje de armonía y sabor, sabes que has encontrado un lugar especial. Meroma es uno de ellos, un recinto culinario donde el compromiso con los productos de mar y tierra mexicanos funcionan como línea conductora de su cocina.
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Visitar Meroma es probar un mar contemporáneo, aunado a una mezcla de productos locales y reinventados en sabores mediterráneos que deleitan los sentidos, y de texturas perfectas que evidencian la calidad técnica de su elaboración. Su menú es una exploración constante y temporal de los ingredientes nacionales, misma que privilegia la sustentabilidad y representación orgánica de su entorno.
El restaurante es resultado de un proyecto familiar. Nacido en 2016, refleja el talento de Gina Casar y los chefs Mercedes Bernal y Rodney Cusic, estos últimos con una notable desenvoltura dentro de la escena gastronómica internacional –ambos graduados del International Culinary Center en Nueva York y con experiencia laboral en recintos como L’Atelier y Ostería Glass–. Es en Meroma que encuentran el desenlace perfecto de su cocina contemporánea; ofrecen una experiencia sencilla y elegante mediante una red de consumo responsable, el protagonismo del producto local y la pesca sustentable, y la esteticidad inherente en cada uno de sus platillos.
No se puede hablar de Meroma sin mencionar su bellísimas instalaciones y espacio arquitectónico; ubicado dentro de una casa resguardada por copiosos árboles y construida en los 80’s, se divide en dos plantas y tres áreas principales. Cada una de ellas cuenta con un diseño simple y elegante, con una fachada llena de ventanitas simétricas y ovaladas, grandes entradas de luz natural, espejos circulares y decoración minimalista.
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En su planta baja encontrarás una barra de coctelería, la excusa perfecta para botanear mientras esperas mesa. Inspirada en los clásicos reinventados de la época dorada coctelera, el menú de bebidas en Meroma es imperdible. Te recomendamos probar su ‘Meroma Mule’, preparado con vodka, pepino, ginger beer, miel y limón; el ‘Aventura’ también es excelente opción, este lleva vodka, kiwi, té verde y kombucha de frutos rojos.
Es en la planta alta donde sucede casi toda la magia – pues esconde la cocina del restaurante -, y donde encontrarás un hermoso salón y terraza al aire libre, ambos escenarios perfectos para disfrutar de la oferta contemporánea de Meroma. Entre los platillos destacados se encuentran el ‘Crudo Pesca del Día’, elaborado con nuez pecana, serrano, perejil frito y vinagreta de limón amarillo; el ‘Orecchiette’ con merguez de cordero, brócoli rostizado, chile coreano, migas de pan y ricotta; y el ‘Cordero al Carbón’ servido con freekeh, radicchio rostizado, granada, apio, almendra y zhug yememita.
Las más recientes incorporaciones a Meroma son sus románticas mesitas a pie de calle, ‘almacénxmeroma’ – la línea de productos artesanales del restaurante surgida durante la pandemia, con todo tipo de spreads, salsas, vinagretas y conservas -, y el brunch de los fines de semana. Este último disponible sábados y domingos de 10:00 am a 1:00 pm, también con opción to-go para disfrutar desde casa.