Han pasado nueve años desde que el chef, Ruffo Ibarra, precisó abrir su primer proyecto culinario en la ciudad que lo vio nacer: Tijuana. Fue así que en 2015, Oryx irrumpió en el Boulevard Agua Caliente, convirtiéndose en uno de los spots más cool para disfrutar de fast food y cerveza. Sin embargo, con la llegada de la pandemia en el 2019, el restaurante se vio obligado a detener operaciones y con este hecho, Ruffo vio el momento perfecto para reestructurar el concepto.
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Fue entonces que en el 2022, Oryx pasó a ser el restaurante en Tijuana, cuya gastronomía ofrece a los comensales la fusión de las cocinas que provienen de California y Baja California. Esto debido a que ambos estados se encuentran situados en una de las fronteras más transitadas y que, sin duda, han influido mucho en los platillos y los ingredientes que provienen de ambas. Eso sí, priorizando los productos de mar y los sabores locales.
Ahora, bajo esta primicia Ruffo ha trabajado en la creación de un menú que se divide en cinco tiempos: entradas frías, calientes, sopas y ensaladas, platos principales y postres. Así como en un menú degustación que mejora la experiencia para los comensales y los hace redescubrir en cada plato una nueva sensación. Este hecho hizo que Oryx tuviera recomendación por parte de la Guía Michelin en México, destacando sus mariscos y cortes a la parrilla.
Para las entradas frías, destaca el ostión San Quintín, el cual está cocinado con agua de tomate fermentado y fresas. También el aguachile verde, acompañado de camarón, piña tatemada, sorbete de piña y papel de cilantro. Para las entradas calientes, nada mejor que el taco negro, un plato servido sobre una tortilla de maíz azul, col morada, aguacate y betabel. De las sopas destaca la crema de elote ahumado, vegetales rostizados, mayonesas de betabel y guías de chícharo.
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En cuanto a los platos principales este restaurante en Tijuana sobresale por servir excelentes cortes de carne, pescados y mariscos frescos. Entre sus platos estrellas se encuentran el filete de res prime servido con puré de papa trufado y demi glace y la lobina rayada con kale frita, vichyssoise de chile güero y piñón rosa. Para el postre el bizcocho de cacao con gel de tamarindo es un must, al igual que el helado de cerveza artesanal. Y, para acompañar nada mejor que vinos provenientes del Valle de Guadalupe.
Para finalizar, cabe destacar que dentro del spot se respira un aire industrial, pues en su interiorismo están presentes sus paredes de ladrillo rojo, suelos de madera y baldosas, vigas metálicas y una cálida iluminación. Este restaurante ofrece mesas en el interior, una terraza, una barra y un Speakeasy llamado Nortico, el cual hace referencia y está inspirado a la época de la prohibición del alcohol en Estados Unidos.
