Hace cuatro siglos, en la población de San Miguel Nepantla (en el actual Estado de México), nació la niña que pasaría a la historia como La Séptima Musa. A pesar de llevar el hábito la mayor parte de su vida, Sor Juana fue una mujer tenaz y desafiante de las convenciones de su época, quien priorizó ante todo su desarrollo intelectual y asentó las bases de la literatura barroca en la Nueva España. Hoy en día, el camino hasta Nepantla se recorre en poco menos de dos horas desde la CDMX, y ofrece un sitio pintoresco donde lxs amantes de las letras pueden pasar un día de asombro en el primer hogar de la primera gran poeta Latinoamericana.
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La primera parada —y la más obvia— es el Centro Cultural Sor Juana Inés de la Cruz, donde se conservan parte de los cimientos de la casa de la poeta. Además del teatro al aire libre, la biblioteca y una cafetería, aquí se resguardan algunos de sus manuscritos y una colección de muebles de la época y arte virreinal en la que figuran varios retratos de Sor Juana. Puedes mantenerte atento a la cartelera en su página de Facebook para enterarte de los distintos eventos que se organizan, como presentaciones de danza, encuentros de poesía, conciertos, talleres de pintura, visitas guiadas caracterizadas, entre otros.
La siguiente parada es el Museo de Serpientes Vivas El Teutle, especializado en la víbora de cascabel. Además de serpientes, también se conservan en cautiverio distintas especies de tarántulas, ranas, cocodrilos e iguanas. En total se exhiben alrededor de 70 ejemplares sobre los cuales puedes aprender y preguntar de la mano de un guía. Para lxs apasionadxs de las mascotas exóticas, incluso es posible adoptar algunas especies de forma totalmente regulada y legal.
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Si tienes tiempo de recorrer media hora más de trayecto, no dudes en visitar la Hacienda Panoaya, donde se conserva el casco colonial donde Sor Juana vivió su infancia. Además de recorrer el edificio, el lugar cuenta con diversas atracciones y actividades especialmente emocionantes si viajas con niños, como el laberinto inglés, un aviario, un zoológico y tirolesa, e incluso puedes pasar la noche en su hotel spa. Para darle un toque extra especial al lugar, las vistas del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl se yerguen imponentes alrededor de la construcción virreinal, proveyendo las panorámicas más alucinantes.
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