Una creencia popular dice que cuando Dios repartió las riquezas del mundo, se le cayó una canasta en el Valle de los Cuatro Templos, en Durango, otorgándole tierras fértiles rodeadas por el Río Tunal, con imponentes cascadas, ojos de agua y bosques de viejos sabinos. Hoy, ese valle es conocido como Nombre de Dios, un Pueblo Mágico que tiene algo especial desde su mismo nombre. Es también el pueblo más antiguo del estado, fundado en 1555, incluso antes que la ciudad de Durango. Se dice que al establecerlo, el franciscano Fray Gerónimo de Mendoza celebró una misa ‘en nombre de Dios’, y así quedó el nombre. Además, destaca por albergar el templo más antiguo del norte de México. Este pintoresco pueblito se encuentra a solo 40 minutos de la capital del estado y fue nombrado Pueblo Mágico en 2018. Aunque es pequeñito, aquí te decimos qué lo hace realmente mágico.
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¿Qué ver en el Pueblo Mágico Nombre de Dios?
Como ya mencionamos, este Pueblo Mágico fue antes llamado Villa de los Cuatro Templos, así que no te puedes perder sus templos. El más antiguo de todos es el Templo de San Francisco, construido en 1556. Tiene un aspecto muy peculiar, pues su techo ha desaparecido por el paso del tiempo. Este lugar está lleno de historias y leyendas de la conquista y la colonia, y allí descansan los restos de fray Jerónimo de Mendoza, el fundador. También está la Iglesia de San Pedro Apóstol, en la plaza principal, que data de 1570, aunque se terminó de construir hasta 1790. Otra parada interesante es la Capilla de Nuestra Señora de la Natividad, de estilo neogótico, donde se encuentra la Virgen de la Soledad, la más antigua del estado de Durango. Y para completar el recorrido, está el Templo de Jesús Nazareno, del siglo XVII. También puedes visitar la Ex Hacienda de Juana Guerra, que lleva el nombre de su primera dueña. Aquí puedes recorrer la casa principal, el molinito y la capilla.
¿Qué hacer el pueblito más antiguo de Durango?
Nombre de Dios está rodeado de una naturaleza impresionante, y hay varios lugares que no puedes dejar de visitar. Uno de ellos es el Ojo de Agua de los Becerros, un rincón encantado rodeado de sabinos, a orillas del Río Mezquital. Aquí, el fraile franciscano ofició la primera misa católica en el territorio. Otro lugar imperdible son las Cascadas El Saltito, que están a solo 15 minutos del pueblo y, lo mejor, sin costo de acceso. Lo curioso de este lugar es que puedes ver la caída de agua de 20 metros de altura desde arriba, aunque también se puede bajar a pie por unas escaleras hasta el punto donde el cae el agua. Y no te pierdas el Parque Los Salones, un sendero cubierto por sabinos que se inclinan hacia el río Tunal para beber agua. El color azul oscuro del río, el reflejo de los árboles en el del agua y la ilusión de que los sabinos forman un túnel con sus ramas completan la fantasía de estar en un escenario de película.
Prueba la gastronomía de Nombre de Dios
Como en casi todos los pueblos, la gastronomía local es una de las mejores razones para visitar Nombre de Dios. Un viaje a este destino no estaría completo sin probar sus deliciosas gorditas de maíz rellenas con una gran variedad de guisos: chicharrón, rajas con queso, huevo, carne, picadillo, requesón, moronga o frijoles. Las gorditas de Doña Aleja, que lleva más de 60 años deleitando a los visitantes, son un must. Búscala en la plaza principal. Además, no te puedes perder los vinos de fruta y los dulces cristalizados, como chilacayote, calabaza, membrillo y perón. En este Pueblo Mágico también encontrarás quesos asaderos, nopales, chiles, conservas, mezcales y cervezas artesanales. Además de probarlos, no te vayas sin llevarte un recuerdito a casa.
¡Visita este Pueblo Mágico con el nombre más peculiar!