Cada vez nos queda más claro que México juega un papel importante en el mundo del vino, y esto se traduce no solo en una vibrante industria enológica y en una creciente participación en concursos internacionales, sino también en las experiencias vitivinícolas que se ofrecen en distintas zonas del país. Y es que esta tradición no es nueva, sino que se remonta a los primeros años del virreinato y continúa demostrando las bondades de las tierras mexicanas. Así pues, aquí te dejamos algunos pueblos entre viñedos que te sorprenderán con su belleza y, por supuesto, con sus vinos.
¡Viajen, disfruten y compartan!
Parras de la Fuente – Coahuila
Este deslumbrante Pueblo Mágico en Coahuila es famoso por muchos motivos, como ser la cuna del padre de la Revolución Mexicana, Francisco I. Madero, o por ser sede de la primera bodega productora de vinos fundada en 1597, la cual conocemos hoy como Casa Madero. Sin duda, este oasis en medio del desierto se presenta como uno de los pueblos entre viñedos más destacables no solo por su historia, sino también por conservar esos paisajes de vides, nogales y haciendas que ofrecen tesoros imperdibles para los amantes de la historia de la enología.
Tequisquiapan – Querétaro
Querétaro es otra de las regiones vinícolas que pone en alto el nombre del país, y además de producir excelentes vinos queretanos, también ofrece rincones encantadores y paisajes que bien podrían parecer la Toscana. Tequisquiapan es uno de los pueblos entre viñedos que te robará el aliento con sus panorámicas de postal (las cuales se pueden sobrevolar en globo aerostático). Cada año, este famoso Pueblo Mágico se convierte en sede de la Feria Nacional del Queso y el Vino, la cual atrae a los amantes del vino más entusiastas de todo el país.
Lagos de Moreno – Jalisco
Pocos lo saben, pero en Jalisco podrás encontrar una experiencia que conjuga la historia con la enocultura y es simplemente un agasajo. Con su encanto colonial de estilo neoclásico, gótico y barroco que revelan la importancia de este pueblo en el Camino Real de Tierra Adentro, el Centro Histórico de Lagos de Moreno fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 2010. Además, a las afueras se encuentra Tierra de Luz, un viñedo que ofrece distintas actividades para adentrarse en el patrimonio enológico de la región.
San Juan del Río – Querétaro
No muy lejos de Tequisquiapan, la tierra continúa mostrando sus bondades hacia San Juan del Río. Este pueblo entre viñedos revela un importante pasado prehispánico del que todavía quedan huellas, las cuales conviven con las haciendas cuyas construcciones datan de los siglos XVII al XX y fincas productoras de vino como el viñedo Cava 57 y la Finca Sala Vivé, donde se encuentran los viñedos de Freixenet México. Sobra decir que la zona es famosa por sus quesos y vinos, así como por sus minas de ópalo y las artesanías derivadas de esta piedra preciosa.
Tecate – Baja California
Si bien esta ciudad en Baja California se conoce mejor por su tradición cervecera, esta población se encuentra en la línea fronteriza con Estados Unidos, en una de las zonas vinícolas más importantes de la región. En los alrededores de la ciudad se ubican distintas bodegas de baja producción pero enorme calidad, cuyos vinos maridan muy bien con la gastronomía local. Los más entusiastas podrán realizar un recorrido por los viñedos cercanos.
San Miguel de Allende – Guanajuato
Finalmente, aunque sabemos que no se trata de un pueblo sino de una ciudad declarada como Patrimonio de la Humanidad, nos permitimos incluirlo en esta lista de pueblos entre viñedos debido a que aquí se encuentran algunas de las fincas productoras de vino más lindas que visitarás cerca de la CDMX. Con un encanto provincial y una atmósfera que mantiene el ritmo lento y despreocupado para pasear por su centro, este lugar es especialmente especial entre los viajeros foodies gracias a la enorme oferta gastronómica que incluye, por supuesto, una visita obligada a los viñedos de La Santísima Trinidad.