No tiene ni tres meses abierto y el Restaurante Judas ya está dando mucho de qué hablar. Se trata de un nuevo spot en la Roma con un nombre que no pasa desapercibido, y su propuesta tampoco. Sí, Judas, en honor al controvertido discípulo de Jesús, famoso por haberlo traicionado. Pero no te preocupes, en este lugar no hay traiciones, sino una celebración de lo prohibido, lo sabroso y lo inesperado. En poco tiempo se ha ganado la atención de foodies curiosos, amantes del diseño y todos los que buscan algo diferente. Y es que Judas es un espacio que intriga, provoca y, sobre todo, se disfruta.


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Restaurante Judas, donde México y el Medio Oriente se encuentran
Pero más allá del nombre, Judas se define como Cocina Migrante: un punto de encuentro entre lo mejor del Medio Oriente y la cocina mexicana, servido en platillos que cuentan historias de migración, herencia y transformación. El concepto rinde homenaje a los inmigrantes que, al dejar sus hogares, llevaron consigo sus recetas familiares como verdaderos tesoros; recetas que viajan, evolucionan y hoy se reinterpretan en la mesa. Y como todo buen relato, el ambiente también importa: el lugar está diseñado como una especie de cueva moderna, iluminado con velas, luces tenues y una atmósfera íntima que te atrapa desde que entras. Oscuro, misterioso y acogedor, Judas es de esos lugares a los que entras por curiosidad y del que sales con ganas de regresar.


Platos al centro para compartir y probar un poco de todo
Ahora hablemos de lo más importante: la comida. En Judas, cada platillo es una historia que se sirve al centro para compartir, así que ven con hambre y con ganas de probar un poco de todo. Desde que llegas, te reciben con un brioche trenzado –una fusión entre el pan brioche y el challah–, que abre con elegancia esta experiencia multicultural. Entre las entradas frías, destacan el hummus con garbanzos fritos, el babaganush con aceite verde, el jocoque fermentado y los encurtidos de temporada. Si prefieres algo caliente, no te pierdas los elotitos baby con mayonesa de ajo negro, las papas cambray fritas, la lechuga grilleada con salsa shakshuka o las empanadas rellenas de carne, queso o huitlacoche. Para sorprenderte con algo totalmente nuevo prueba la tlayuda toluqueña con babaganoush.



Platos fuertes y cócteles de autor
Para los platos fuertes, la pesca del día con especias y ensalada de garbanzo e hinojo es una delicia ligera pero sabrosa. El kebab con labneh y pico de gallo servido con naan calientito es uno de los imperdibles, mientras que el pollo asado con romeritos y coles de Bruselas en salsa de pipián verde se siente como una fiesta en la boca. Si prefieres algo más sustancioso, el rib eye con puré de papa y labneh no falla. Y sí, hay postres. Desde el sorbete de jamaica con sumac, hasta un atrevido helado de yogurt con aceitunas y aceite de oliva. Todo esto lo puedes maridar con cócteles igual de creativos: prueba el María Magdalena con mezcal, hoja santa y prosseco, o el Judas, con ron y mamey. Y si te quedas después de las 11:00, descubre Hermético, su speakeasy oculto, inspirado en el misticismo y la alquimia, donde la mixología es otra forma de hechicería. Ya sea para una cena entre amigos o una date romántica, Judas no traiciona.
Dirección: Durango 186-A, Roma Norte, Cuauhtémoc
Página: @judas.rest



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