Existen cascadas para todo tipo de viajeros, tanto para los aventureros en búsqueda de un espacio completamente natural donde llevar la adrenalina al límite, como aquellos que necesiten una experiencia de conexión personal y contemplación orgánica. En caso de encontrarte dentro de la segunda categoría, entonces vale la pena descubrir Ribbon Falls, una preciosa cascada cubierta en musgo y rodeada de paisajes montañosos sorprendentes.
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Cuando una maravilla natural se encuentra rodeada de un espacio orgánico igual de sorprendente, su visita se convierte en una experiencia completamente mágica. Tal es el caso de Ribbon Falls, conocida como la única cascada perteneciente al Parque nacional del Gran Cañón a la que se puede llegar sin necesidad de realizar un recorrido en rafting –o kayak–.
La cascada cuenta con aproximadamente 30 metros de altura, con aguas minerales que son la recompensa más gratificante para excursionistas que hayan optado por realizar una ruta de senderismo previa, o que busquen refrescarse antes de recorrer libremente los caminos montañosos del Parque nacional. La mejor forma de llegar hasta Ribbon Falls es desde Phanton Ranch, un conjunto de cabañas ubicadas dentro del parque donde disfrutar una estancia de conexión con el medio ambiente, y que afortunadamente cuenta también con diversos tours y actividades guiadas por su entorno.
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Cabe destacar que el acceso terrestre hasta Ribbon Falls requiere un hike de casi ocho kilómetros –ida y vuelta–, recorrido que definitivamente vale la pena para apreciar sus paisajes naturales. El tiempo necesario para la excursión es de alrededor de seis horas, aunque se sugiere reservar el día completo para disfrutar al máximo la visita a su cascada.
El que Ribbon Falls cuente con sus piedras cubiertas de musgo lo hace parecer como sacado de una película fantasiosa, por lo que no es sorpresa que sea destino predilecto para fotógrafos de naturaleza. Debido a que la cascada se rodea de demás maravillas naturales, se recomienda planificar una visita extendida –de al menos un par de días– para tener la oportunidad de conocer más lugares.