El muralismo mexicano no solo es arte gigante en las paredes: surgió después de la Revolución como una forma de construir una identidad nacional. El gobierno lo impulsó como herramienta de educación y conciencia social, usando las paredes como memoria para plasmar la historia, la cultura y las luchas del pueblo mexicano. Aunque siempre pensamos en Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros –que son los famosos ‘Tres Grandes’ de esta corriente–, la CDMX alberga una increíble riqueza de murales de otros artistas destacados, algunos conocidos como parte de la ‘segunda generación’ de muralistas. Así que si te encanta admirar estas obras y descubrir lo que cada una quiere contar, te presentamos una ruta de murales en la CDMX, una experiencia fascinante que mezcla historia, arte y cultura mexicana en cada pared.


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Los murales de Ciudad Universitaria
Ciudad Universitaria es una parada obligada en esta ruta ya que se dice que alberga poco más de 100 murales en sus paredes. Y es que desde su creación integró arte y arquitectura de una forma única. Algunos de los murales más icónicos es el de la Biblioteca Central con la famosa Representación histórica de la cultura de Juan O’Gorman, considerada la obra de mosaico más grande del mundo, con escenas de la historia mexicana, desde lo prehispánico hasta lo moderno. En la Torre de Rectoría se puede admirar El pueblo a la universidad, la universidad al pueblo de Siqueiros, un mural en relieve que muestra el papel social de la UNAM.

El Estadio Olímpico Universitario resguarda La Universidad, la familia y el deporte en México de Diego Rivera, un altorrelieve que representa al cóndor y el águila protegiendo una familia. También está La vida, la muerte, el mestizaje y los cuatro elementos de Francisco Eppens Helguera en la Facultad de Medicina, y Centro de las Formas de Manuel Felguérez en la Torre II de Humanidades, una obra de arte abstracto geométrico. Y en la Facultad de Ciencias, se pueden ver tres murales de José Chávez Morado: El retorno de Quetzalcóatl, La ciencia y el trabajo y La conquista de la energía, piezas que mezclan mitología, historia y ciencia. Un recorrido por CU es caminar entre las paredes que cuentan una parte de la historia del muralismo mexicano.


Murales en el Palacio de Bellas Artes
El Palacio de Bellas Artes es otra parada obligada para admirar algunos de los murales en la CDMX más emblemáticos. En los niveles superiores se conserva una impresionante colección que recorre la historia y evolución del muralismo mexicano. Entre las obras más destacadas están El hombre controlador del universo y Carnaval de la vida mexicana, ambos de Diego Rivera. También se pueden ver Katharsis de José Clemente Orozco; Nueva Democracia, Tormento de Cuauhtémoc y Apoteosis de Cuauhtémoc de David Alfaro Siqueiros; Nacimiento de nuestra nacionalidad y México de hoy de Rufino Tamayo; Alegoría del viento de Roberto Montenegro; La piedad en el desierto de Manuel Rodríguez Lozano; y Liberación, de Jorge González Camarena. Además, Xibalbá, el inframundo de los mayas de Rina Lazo –quien fue discípula de Rivera–, es una obra histórica, ya que la convirtió en la primera mujer muralista con pieza permanente en este recinto.



Murales del Antiguo Colegio de San Ildefonso
El Colegio de San Ildefonso es considerado la cuna del muralismo mexicano pues aquí se pintaron los primeros murales posrevolucionarios bajo el impulso del entonces secretario de educación pública José Vasconcelos. Entre las joyas que puedes apreciar está La Creación, de Diego Rivera, en el Anfiteatro Simón Bolívar; así como una serie de obras en el patio y la escalera principal de José Clemente Orozco, donde plasmó escenas del México prehispánico y de crítica social.

También destacan La masacre en el Templo Mayor o La conquista de Tenochtitlan de Jean Charlot; La fiesta del Señor de Chalma o Los danzantes de Chalma de Fernando Leal; Alegoría de la Virgen de Guadalupe de Fermín Revueltas; y El desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras nuevas de Ramón Alva de la Canal. Cada muro de este recinto cuenta un capítulo del arte mexicano, haciendo de San Ildefonso uno de los lugares más emblemáticos para admirar murales en la CDMX.


Murales en el Edificio de la SEP (Museo Vivo del Muralismo)
El edificio de la Secretaría de Educación Pública alberga el conjunto de murales más extenso del país y es que durante su construcción, José Vasconcelos quiso que los muros reflejaran la esencia de México y contaran la historia de la educación y del trabajo de su época. Aunque por muchos años solo podían ingresar los trabajadores de la institución, el año pasado abrió sus puertas al público como sede del Museo Vivo del Muralismo, donde hoy pueden admirarse 124 frescos.

Entre las obras más destacadas están La maestra rural, Fin de corrido, Los tejedores, Entrada y salida de la mina y La justicia proletaria, todas de Diego Rivera. También figuran Patricios y patricidas de David Alfaro Siqueiros, murales en los salones del Secretario y Subsecretario de Roberto Montenegro, además de un mural metálico y en mármol, –el más reciente del recinto–, de Manuel Felguérez. Completan la colección obras de Jean Charlot y Amado de la Cueva. Una visita a este edificio permite descubrir algunos de los murales en la CDMX más icónicos.
Conoce más sobre el Museo Vivo del Muralismo


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