5 templos sumergidos en México que casi nadie conoce (2 cerca de la CDMX)

¿Te imaginas encontrarte con una iglesia de la época colonial sumergida bajo el agua? Te tenemos la noticia de que esto es más común de lo que crees en nuestro país. En México, existen una buena cantidad de templos católicos sumergidos como consecuencia de la construcción de presas. Afortunadamente, muchos de estos monumentos aún se mantienen de pie, y aunque algunos no se pueden ver durante todo el año, sí existe la posibilidad de conocerlos e incluso tomarte una fotografía muy diferente a cualquier otra que hayas visto. Aquí te compartimos algunos de los templos sumergidos en México que pocos conocen y son un espectáculo.

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Iglesia de San Luis de las Peras– Estado de México

Ubicado en la comunidad de San Luis Taxhimay, se encuentra un importante sitio turístico perteneciente al Pueblo Mágico de Villa del Carbón, en el Estado de México. Ahí una presa despierta la atención de los turistas por la torre y cúpula de una iglesia inundada que sobresale del agua. En 1931, la comunidad otomí de San Luis de las Peras dejó de ver la superficie, después de que se creara la presa Taxhimay para abastecer de agua al estado de Hidalgo. Afortunadamente no todo está perdido, pues hoy en día se pueden llevar a cabo recorridos en barco y lanchas para posteriormente disfrutar de una rica trucha en alguno de los restaurantes tradicionales de la zona.

Foto: Secretaría de Turismo del Estado de México

Iglesia de la Asunción de María– Oaxaca

Esta iglesia del siglo XVI se inundó en 1962, después de que se construyera la presa y se provocara un aumento en el volumen del agua. Esta construcción antiguamente ubicada en un poblado conocido como Jalapa el Viejo recientemente volvió a ver la luz, después de que el nivel del agua disminuyera por la sequía, permitiendo a los visitantes ver una vez más las ruinas del templo domenico. Sin embargo, dependiendo de la cantidad de lluvia, la Iglesia de la Asunción inevitablemente vuelve a quedar inundada. Afortunadamente, la mayor parte de la construcción sigue en pie y es posible verla de cerca si contratas un tour en lancha que te lleve a esta zona.

Foto: Cortesía

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Iglesia de San Juan Quechula– Chiapas

Probablemente uno de los templos sumergidos más conocidos de México. Esta iglesia en medio del Río Grijalva solo se puede ver cuando desciende el nivel del agua, ya que al igual que las anteriores, surge como resultado de la época de sequía. Construida entre 1564 y 1606 por monjes domenicos, la Iglesia de San Juan Quechula fue abandonada cuando se construyó la Presa Nezahualcóyotl en 1966, con el objetivo de proveer energía eléctrica a varios poblados del sur de México. Actualmente se pueden hacer recorridos en lancha a cargo de guías de la zona, siempre y cuando el avistamiento sea posible.

Foto: Cortesía

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Parroquia de San Pedro Apóstol– Michoacán

Construida en 1800, quedó sumergida bajo el agua junto con el pueblo que la rodeaba en el año de 1965, como consecuencia de la construcción de la presa El Infiernillo, ubicada justo en el límite entre los estados de Michoacán y Guerrero. Un dato curioso, es que antiguamente este era el lugar en donde el cura José María Morelos y Pavón solía ofrecer varias de sus misas, lo que da una idea de la importancia de este templo. Actualmente puedes contratar un tour en lancha que te lleve hasta el lugar para ser testigo de su belleza.

Foto: Cortesía

Iglesia de la presa de Santa Bárbara– Estado de México

Ubicada a tres horas en coche desde la Ciudad de México, se encuentra la Presa de Santa Bárbara, un lugar que se distingue del resto por su torre que sobresale del agua para recordarle a sus visitantes que en algún momento, en ese sitio se encontraba el pueblo de Santo Tomás de los Plátanos, que en 1956 fue reubicado seis kilómetros al noreste, debido a que la construcción de la presa de Santa Bárbara, que provocaría la inundación de las edificaciones. Actualmente podrás tomar preciosas fotografías de la zona e imaginar cómo era aquel sitio antes de que subiera el nivel del agua. Lo impresionante, es que 60 años después aún prevalecen hundidas las construcciones de alrededor, especialmente aquellas construidas con piedra y cal.

Foto: Cortesía/ Gobierno del Estado de México