Este domingo, no te levantes tan tarde y mejor sal temprano con tus personas favoritas a descubrir un lindo pueblo cerca de la CDMX. Existen muchas opciones, pero aquí te hablaremos de una que tal vez no conocías: Tenancingo De Degollado, un pintoresco pueblo al sur del Estado de México, a solo 2 horas de la CDMX y a una hora de Toluca. Famoso por tener uno de los monumentos a Cristo Rey más altos del país, pero con mucho más para ofrecer. Mientras lo descubríamos, nos enteramos de que es una de las capitales del rebozo, también destaca por su artesanía en barro, y es conocido por su producción de flores. Está rodeado de cerros y bosques, con lugares para rodearte de naturaleza y, para rematar, con gastronomía local que no encuentras en otro sitio. Pero vamos por partes, que hay mucho qué explorar en este pueblito lleno de sorpresas.


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El Cristo Rey de Tenancingo De Degollado
Sin duda, lo más destacado de Tenancingo es su imponente monumento a Cristo Rey, que se encuentra en la cima del Cerro de las Tres Marías. Este enorme Cristo es tan grande y está tan alto que se puede ver desde casi cualquier parte del pueblo, como un gran protector que vigila la ciudad. Inaugurado en 1985, el Cristo Rey tiene 30 metros de altura y fue diseñado por el arquitecto Héctor Morett. Toma en cuenta que para llegar hasta él tendrás que subir 1,195 escalones numerados, y al final una pequeña rampa que te llevará hasta la cima. Aunque subir puede ser un reto, la recompensa es una vista espectacular de todo el Valle de Tenancingo, además de la oportunidad de admirar el monumento de cerca. No olvides llevar sombrero y protector solar.



Tres imperdibles de Tenancingo: rebozos, artesanías de barro y tacos de obispo
En Tenancingo hay mucho más por descubrir, como su Palacio Municipal y la Catedral del Calvario, ambos de cantera. A unas cuadras está el parque central, lleno de puestitos de artesanías, antojitos y una escultura dedicada al rebozo, ya que el pueblo es una de sus capitales. Incluso hay una calle especializada en la venta de rebozos hechos a mano, con una gran variedad de formas y colores. También es conocido por sus artesanías de barro, como jarros, cazuelas y alcancías, de hecho celebran la Feria del Jarro durante dos semanas, empezando el lunes antes del Miércoles de Ceniza. A solo una cuadra de la plaza, está el Mercado Municipal, donde no puedes perderte los tacos de obispo, hechos con carne tipo embutido de pierna de cerdo molida y tripa de res, servidos con chicharrón y salsa roja. Toma nota porque en tu visita, estas tres cosas no te pueden faltar: un rebozo, una artesanía de barro y coronar con un taquito de obispo.



Convento del Desierto del Carmen, otra joya de Tenancingo
A solo 20 minutos del pueblo está el Convento del Desierto del Carmen, otra joya de Tenancingo, perfecta para una caminata rodeada de naturaleza y para quemar todos los antojitos que probaste en el pueblo. Este convento, construido en el siglo XVIII por la Orden de los Carmelitas Descalzos, es considerado patrimonio cultural e histórico en la región. Aunque lleva el nombre de ‘desierto’, en realidad está lleno de vegetación, pero fue llamado así porque originalmente era un lugar de retiro para frailes que buscaban meditar y desconectarse. Hoy en día, el convento mantiene una atmósfera de tranquilidad, silencio y paz, rodeado de un paisaje boscoso impresionante. Además de recorrer el convento, que está muy bien conservado, puedes explorar los senderos del parque o incluso disfrutar de un paseo a caballo. De regreso a tu casa, es probable que encuentres invernaderos y ranchos florales, donde podrás ver y llevarte a casa flores selectas como rosas, tulipanes, crisantemos, gerberas y claveles. Pero esto es solo un vistazo de lo que Tenancingo tiene para ofrecer.



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