Dentro del enorme y muy variado panorama gastronómico en México, algunas propuestas destacan por su deseo de continuar con las tradiciones culinarias de nuestro país, pero con la mirada puesta en el presente y el futuro. Este tipo de cocinas contemporáneas suelen dar pie a restaurantes innovadores dignos de una visita. Ubicado en la colonia Americana en Guadalajara, Teté, Cocina de Barrio es un restaurante que busca honrar las tradiciones gastronómicas de la región a partir de una mirada fresca e innovadora, con un menú de degustación que cambia constantemente y que juega con el factor sorpresa para crear una experiencia inigualable cada vez.
Teté, Cocina de Barrio es uno de esos restaurantes que comprenden la gastronomía como un todo, una práctica atravesada por la cultura, la historia y la sustentabilidad, con una responsabilidad hacia el pasado, el presente y el futuro. Este proyecto de los hermanos Mario y Karla Papa se sostiene sobre tres pilares: la autenticidad, el compromiso ‘zero waste’ y el uso de ingredientes locales. Así, han creado un concepto que resulta elevado en cuanto a la técnica culinaria, pero relajado en cuanto a la atmósfera.
Aquí la idea es dejarse sorprender de la manera más grata posible y encontrar elementos familiares en platos del todo únicos que no se nos revelan sino hasta que el propio chef los presenta en la mesa. Y es que aunque al momento de hacer tu reservación podrás especificar alergias y regímenes alimenticios, no podrás ver el menú antes de llegar. El menú de degustación consta de diez tiempos —con opciones vegetarianas— que son un desfile de técnicas, sensaciones e ingredientes de temporada.
Recientemente, Teté, Cocina de Barrio fue rankeado en el número 12 de la lista de restaurantes internacionales del Global Tastemakers 2024 de Food & Wine, además de haber sido incluído (por cuarto año consecutivo) en la Guía México Gastronómico. Quizá uno de los puntos más fuertes de este restaurante en Guadalajara es que ninguno de estos reconocimientos ha atenuado su ambiente cálido y familiar, el cual se refuerza cada vez que descubres un plato con guiños a la cocina de la infancia, que llega a tu mesa en manos del propio chef para establecer ese vínculo tan importante entre comensal y cocinero.
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