Cómo elegir un vino espumoso (y quedar bien) estas fiestas navideñas

Al igual que el resto del mundo enológico, los vinos espumosos cuentan con una serie de Denominaciones de Origen, métodos de producción y categorías específicas, lo que a veces hace un poco más complicado elegir una sola botella entre el mar de opciones disponibles en los estantes. Aquí te compartimos algunos tips bastante sencillos cuando quieras elegir un buen vino espumoso, ya sea para sorprender a algún ser querido o quedar bien estas fiestas navideñas.

Los infalibles: Cava y Champagne

Los vinos espumosos son vinos frescos y con gas, una efervescencia que se obtiene a partir de una fermentación dentro de su botella cerrada, y que puede lograrse mediante diversos métodos de producción. Este tipo de vinos se conocen por su elegancia y versatilidad, empleándose también para brindis y celebraciones especiales –como Navidad y Año Nuevo–. Existen algunos tipos de vinos espumosos que cuentan con Denominación de Origen, siendo dos de los más conocidos el Cava y el Champagne, opciones infalibles cuando lo que se busca es un producto de calidad, que se atenga a una serie de normativas rigurosas y elementos cualitativos.

Cava

Originario de la región de Cataluña en España, el Cava es un vino espumoso elaborado bajo el método tradicional –te lo explicamos más abajo–, destacable por su frescura, sus notas frutales y su efervescencia elegante. Su Denominación de Origen asegura el cumplimiento de ciertas condiciones en su producción, y existe en diversos tipos como Cava de Guarda –crianza mínima de 9 meses–, Cava Reserva –crianza mínima de 18 meses–, Cava Gran Reserva –crianza mínima de 9 meses– y Cava de Paraje –cavas vintage de los terruños más excepcionales–.

Champagne

El Champagne es uno de los vinos espumosos más populares que hay, originario de la región de Champagne al noreste de Francia y con un prestigio obtenido gracias a su increíble calidad y sabor. Las uvas más utilizadas para su producción son chardonnay, pinot noir y meunie, elaboradas a partir del método tradicional, con un perfil más ácido, burbujas finas y gran complejidad aromática.

Elige vinos elaborados bajo el método tradicional

Existen diversos métodos de producción de vino espumoso, siendo los más populares el método charmat, método transfer y método tradicional. Este último se considera como sinónimo de calidad dentro de este tipo de vinos y, comúnmente, todo vino elaborado a partir del método tradicional lo indicará en su etiqueta –en caso de no hacerlo, lo más probable es que el vino se haya elaborado a partir de otro método–.

Lo que lo distingue de otros métodos es que realiza su segunda fermentación en botella, cerrada con una tapa temporal y logrando que las levaduras consuman el azúcar para generar dióxido de carbono, lo que resulta en las burbujas finas y persistentes que caracterizan un buen vino espumoso; esta fermentación en botella también permite un control más preciso del proceso, lo que influye significativamente en la calidad final.

Otro elemento distintivo de este método es el envejecimiento sobre lías, cuando las botellas se colocan en posición horizontal para envejecer sobre levaduras muertas –lías–, lo que le aporta al vino espumoso mucha más complejidad, sabor y textura.

Entiende su clasificación de acuerdo al dulzor

Si has ido a comprar un vino espumoso, lo más probable es que hayas leído en sus etiquetas una clasificación de acuerdo a su nivel de dulzor. Irónicamente, los vinos espumosos secos son aquellos que cuentan con un nivel más alto de azúcar, mientras que aquellos con menos azúcar entran en la categoría de brut. Aquí te compartimos una tabla con los distintos tipos de vinos espumosos de acuerdo a la cantidad de azúcar que contienen:

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