Vicente Suárez, uno de los seis cadetes conocidos como los Niños Héroes, nació en uno de los pueblitos más pintorescos, y también más escondidos, de la sierra norte de Puebla: Xochitlán, cuyo nombre oficial es Xochitlán de Vicente Suárez, en honor al joven héroe que dio su vida por la patria. Este rincón encantador, rodeado de montañas y bosque, se encuentra a unas tres horas de la ciudad de Puebla y justo en la frontera con Veracruz. Su nombre viene del náhuatl y significa ‘lugar entre flores’, una descripción que le queda perfecta por su entorno natural exuberante y lleno de vida. Pero además de su belleza natural, Xochitlán es un lugar con mucha historia, cultura y una autenticidad que lo hace único. Sigue leyendo para conocer las razones por las que este pueblito es una escapada perfecta.


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El pueblo en sí es un verdadero encanto
Lo primero que te conquista de Xochitlán es su propio centro, un lugar lleno de color y tranquilidad, con casitas de techos de teja de madera. Al estar enclavado en la sierra, el terreno no es plano, y eso le da un toque único pues muchas de sus calles tienen escalinatas y desniveles que se entrelazan con la montaña, lo que crea grandes postales sobre todo al amanecer, cuando la neblina cubre las calles empedradas. El clima es fresco casi todo el año, ideal si te gusta tomar café caliente mientras caminas sin prisa. Entre sus construcciones más llamativas está el Templo Parroquial de San Bartolomé, construido en 1633 con un estilo colonial neoclásico. Su fachada de piedra es imponente, pero lo más curioso es que su torre del campanario está separada del cuerpo principal del templo. A unos pasos, en lo alto de una escalinata, se encuentra el Palacio Municipal, con su arquitectura colonial de arcos en la planta baja. Y también está el Centro Cultural Vicente Suárez, una casita colorida donde se dice que vivió el célebre cadete.


Puedes explorar la Ex Hacienda de Santa Elena y su gruta escondida
Bajando por la calle 5 de Mayo te encontrarás con uno de los rincones más sorprendentes de Xochitlán: la Ex Hacienda de Santa Elena. Se trata del casco de una antigua hacienda cafetalera que, aunque hoy está en ruinas, conserva ese aire de grandeza que te transporta al pasado. Esta joya arquitectónica data de los primeros años del siglo XX y es una muestra de cómo el café es parte en la historia del pueblo, un cultivo que, por cierto, aún se produce en la región. Pero eso no es todo, justo a un lado de la ex hacienda hay una gruta natural por donde corre un río subterráneo. Si eres de espíritu aventurero, puedes entrar y explorar su interior, donde la frescura, el sonido del agua y las formaciones rocosas hacen que la experiencia se sienta mágica.


Por las vistas del Balcón del Diablo
Si lo tuyo es el senderismo, Xochitlán ofrece una ruta al Balcón del Diablo, un famoso mirador natural llamado así porque está sobre unas peñas conocidas con ese nombre. El trayecto es toda una aventura, un camino boscoso rodeado de pura vegetación y flores coloridas que hacen honor al nombre de Xochitlán. El mirador se encuentra a unos 400 metros de altura y ofrece una vista panorámica increíble de los ríos Ateno y Zempoala, que serpentean al fondo de las montañas en los límites del municipio. Y si el clima lo permite, puedes ser testigo del espectáculo natural conocido como ‘mar de nubes’, una densa capa de neblina que cubre todo el paisaje. El mirador es accesible para cualquier persona, pero toma en cuenta que la caminata desde el centro del pueblo dura aproximadamente 40 minutos.

Refréscate en la Poza Verde
Otro de los tesoros naturales de Xochitlán es La Poza Verde, un lugar precioso que recibe su nombre por el color esmeralda y cristalino de sus aguas. Esta poza es alimentada por una pequeña cascada, lo que la convierte en el sitio perfecto para nadar y refrescarse en los días de calor. Puedes llegar en coche desde el centro del pueblo en unos cinco minutos por carretera, o si prefieres conectar con la naturaleza, también puedes ir caminando por un sendero boscoso que toma alrededor de media hora. Además de nadar y relajarte, el lugar ofrece la opción de acampar o rentar una cabañita rústica. Es un sitio tranquilo, seguro y lo suficientemente cerca del centro como para ir y volver en el mismo día.

Por la Gruta de Ateno y su cenote color turquesa
En los alrededores de Xochitlán hay alrededor de 36 cavernas y cuevas, muchas de ellas con varios metros de profundidad. Una de las más impresionantes, y todavía poco conocida, es la Gruta de Ateno, un rincón fascinante descrito como ‘cenote en gruta’ por sus características tan particulares. Dentro de esta caverna se esconde un cuerpo de agua color azul turquesa, que le da al lugar un aire místico y refrescante. Además, en el interior podrás admirar estalactitas y estalagmitas. En el camino hacia la gruta, se cruza el río Ateno, el mismo que alimenta el cenote dentro de la caverna, así como un pequeño puente donde los visitantes aprovechan para darse un chapuzón. Por todas estas razones, Xochitlán de Vicente Suárez es un pueblito que merece ser explorado con calma.


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